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Sobreponerse y generar acciones para seguir buscando y encontrar, única opción ante este crimen, señala especialista de la UNAM
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de agosto de 2020, p. 16

Quienes buscan a familiares desaparecidos en México son en su mayoría mujeres adultas mayores. Les quitan todo, enfrentan una adversidad inenarrable, y a pesar de ello, podemos ver a algunas reconstruirse, explica Karla Salazar, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en el tema.

Lo logran cuando le dan un nuevo sentido a sus vidas e impulsan la agenda pública para que éste, que es el crimen más atroz, no se repita, indica la investigadora.

Con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que se conmemora este domingo, explicó que la flexibilidad, disposición y creatividad que ponen estas personas en la búsqueda de sus familiares es lo que le hace falta a muchos funcionarios para hacer su trabajo y ayudarlas.

En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, con lo que manifestó su preocupación por el aumento de las desapariciones forzadas o involuntarias en diversas regiones del mundo.

En México, cifras oficiales indican que hay 73 mil 201 personas desaparecidas.

En los meses de la pandemia de Covid-19, las desapariciones no se han detenido. Esto no paró, ni en un momento de vulnerabilidad como éste.

En opinión de la investigadora, la violencia y el número de desapariciones y homicidios han rebasado las capacidades institucionales del Estado mexicano. Sin embargo, añade, hay un avance en la atención de estos problemas respecto a gobiernos anteriores, pues por primera vez el Estado está abierto a escuchar a las víctimas y sus familias.

Lo que hemos aprendido al acompañar a los familiares de desaparecidos y a sus organizaciones es que someterse no es una opción. Sobreponerse y generar acciones para seguir buscando y encontrar, es la única opción que existe ante una desaparición. Los procesos que nos enseñan es hacer comunidad, ser solidarias, ser empáticas e incluso perdonar, pero no olvidar.