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El estrés de familiares de desaparecidos, asociado con problemas de sicoinmunidad
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▲ Colectivos de familiares de desaparecidos durante una búsqueda en el Ajusco .Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de agosto de 2020, p. 16

La angustia y la incertidumbre que causan la desaparición de un ser querido son uno de los factores que en muchas ocasiones desencadenan una serie de enfermedades graves en los familiares de la víctima, como cáncer o diabetes, señalan organizaciones civiles, pero ante ello, las autoridades se han negado a pagar los tratamientos médicos que los afectados requieren, con el argumento de que sus males no se relacionan con la ausencia de su ser querido y que no hay recursos suficientes para atender todas las peticiones.

Tras la desaparición del infante de Marina Paolo Cano Montero, ocurrida el 29 de octubre de 2010, en Michoacán, sus padres comenzaron a resentir varias dolencias que la familia le atribuye en gran medida al golpe emocional que significó la ausencia del joven de 26 años.

A mí me dio diabetes y, con los años mi esposo enfermó de cáncer; él murió en noviembre del año pasado. Yo sé que el cáncer de pulmón de mi esposo vino de la tristeza de lo de mi hijo. Yo era una persona sana y muy activa, y ahora estoy como mutilada, lamenta Mari Montero Arteaga, madre de Paolo Cano.

Un caso similar es el de la familia del ingeniero Matusalén Melo, quien fue desaparecido por policías municipales de Torreón, Coahuila, en 2009. Su hermana María Antonia también ha visto en sus padres los efectos de somatizar todo el dolor emocional que produce una desaparición.

Mi papá tiene cáncer y hace un año empezó con los síntomas. Son muchas emociones contenidas; hay quienes sí lo hablan y quienes sólo tratan de hacerse los fuertes, pero sólo vas conteniendo todo y tu cuerpo termina manifestándolo todo en algún momento, dice.

Al preguntársele sobre el posible vínculo entre la angustia que genera la desaparición de un familiar y el surgimiento de enfermedades como el cáncer, el médico y sicólogo español Carlos Beristáin, integrante del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que analizan el caso Ayotzinapa, subrayó que el estrés excesivo sí implica un riesgo adicional de desarrollar diferentes padecimientos.

El estrés que sufren los familiares de los desaparecidos está asociado a problemas de sicoinmunidad, es decir, a cómo los niveles del sistema inmunológico disminuyen por el dolor emocional y la frustración, y aunque es imposible determinar cuál es el origen de las enfermedades, éstas deben verse como un fenómeno multicausal en donde el estrés sin duda es un factor desencadenante, subrayó.

Consultada sobre el tema, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas aseguró que en todos los casos de enfermedades surgidas en familiares de personas desaparecidas, ha hecho gestiones para vincularlos con instituciones públicas de salud, e incluso rembolsar gastos extra que los afectados hagan, pero aclaró que ello ocurre sólo en casos específicos y contados, porque si se atendiera a todos, los recursos económicos del organismo serían insuficientes.

Juan Carlos Gutiérrez, director de la organización civil Idheas, denunció que esa es una interpretación muy restrictiva de la Ley General de Víctimas, y adelantó que interpondrán una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para crear un protocolo de atención basado en el estudio específico de cada caso.