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Inadmisible, cualquier injerencia foránea en Bielorrusia, dice Putin
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de agosto de 2020, p. 25

Moscú. La importancia geopolítica de Bielorrusia, una suerte de amortiguador entre Rusia y los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se demostró ayer, cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, y los gobernantes de Alemania y Francia, Angela Merkel y Emmanuel Macron, respectivamente, hablaron por teléfono, mientras todos esperan ver qué ocurre en la disputa por el poder entre el repudiado presidente Aleksandr Lukashenko y la oposición que rechaza su sexta relección.

Putin consideró inadmisible cualquier injerencia foránea en Bielorrusia y recordó que, con base en tratados bilaterales, Rusia puede enviar tropas, en caso de que lo pida el gobierno legítimo bielorruso ante una agresión externa.

El Kremlin no necesita que Lukashenko permanezca en el poder, sólo se opone a que Bielorrusia dé la espalda a Rusia y se convierta en un territorio plagado de bases de la OTAN.

La Unión Europea –sinónimo de la OTAN, el lado militarista de la misma moneda–, por conducto de Merkel y Macron, se pronunció en favor de repetir los comicios, cesar la represión y liberar a presos políticos y detenidos en protestas.

Se comenta que las llamadas de Merkel y Macron fueron la forma en que Europa y Estados Unidos advirtieron a Rusia sobre las consecuencias nefastas de repetir el operativo de 2014 que terminó con la anexión de Crimea.

Lukashenko calificó de intento de arrebatar el poder la creación de un Consejo de Coordinación de la sociedad civil –según él formado por antiguos privilegiados, amargados y nazis– anunciado desde Lituania por Svetlana Tijanovskaya, candidata unificada de la oposición, quien se declaró dispuesta a regresar a Bielorrusia y asumir la función de líder nacional hasta convocar a nuevos comicios.

El consejo, integrado por representantes de los más diversos ámbitos, entre ellos Svetlana Aleksievich, premio Nobel de Literatura, se plantea como única meta que Lukashenko dimita y garantizar una transición pacífica.

Aleksievich respondió a Luka-shenko: “Vete, antes de que sea tarde, antes de que tú lances a tu pueblo por un terrible precipicio, el precipicio de la guerra civil. ¡Vete! Nadie quiere un Maidán (en alusión a la revuelta popular de Ucrania), nadie quiere un baño de sangre. Sólo tú aferras al poder y eso puede acabar muy mal…”.