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José Vicente Anaya, el último poeta beat
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n 2018, un grupo de amigos organizamos un homenaje para celebrar los 70 años del poeta José Vicente Anaya. Lo nombramos Homenaje a la disidencia. El escritor aceptó la invitación y comentó: Me parece buena idea; hagamos un homenaje a la disidencia.

De esa manera, de un momento a otro se desplazó del papel de homenajeado al de integrante del colectivo que organizaba las actividades. En esas jornadas participó mucha gente. Leímos Híkuri, su poema más conocido, a bordo de autobuses en los cuales en ese momento las y los obreros regresaban de su jornada en los parques industriales. Entramos a un hospital para leer a los familiares de los enfermos, quienes por un momento encontraron consuelo y compañía en ese texto que también puede considerarse una micronovela, en la que se exploran los estados alucinógenos del ser interior. Finalmente, hubo una lectura en la plaza Cervantina, conjunto habitacional abandonado del centro de la ciudad, donde se inauguró un mural en su honor con la leyenda: Mi domicilio exacto son los sueños. Desde entonces, el lugar se conoce como el Edificio de los sueños, y es la sede de una organización que procura los derechos de la ciudad y promueve la economía solidaria. José Vicente tenía una conexión especial con la frontera, en particular con Ciudad Juárez, donde vivió durante una temporada en su niñez.

En 2005 fue invitado a la colonia Rarámuri a leer ante un grupo de mujeres que tenían un grupo de reflexión. Les leyó versos donde mezclaba el español con la lengua materna de las anfitrionas. Ellas reaccionaron de manera cariñosa y él correspondió a la hospitalidad donando a la comunidad varios ejemplares de sus libros.

Siempre estuvo dispuesto a acompañar las causas justas. Hombre de posiciones políticas claras, Anaya no era dado a la grandilocuencia discursiva. Por el contrario, apostaba por el poder subversivo de la cultura. Su campo de acción eran la poesía, el ensayo y la traducción. Desde ahí articuló su disidencia. Tradujo y divulgó en México a los poetas beat y la poesía de Jim Morrison. Integrante del movimiento infrarrealista, solía contar que cuando Roberto Bolaño lo invitó a la redacción del manifiesto del grupo, él le respondió con una contrapuesta: Mira, yo soy anarquista y te propongo que cada uno de los que se sumen al movimiento lo haga escribiendo su propio manifiesto. Esto sucedió en la década de los 70, cuando ambos compartían las afantasmadas atmósferas de la Ciudad de México recreadas en Los detectives salvajes.

Ya para entonces el joven poeta era un veterano del movimiento estudiantil de 1968, en el que participó con la fundación de la Brigada Marilyn Monroe, al lado de personajes como Eligio Calderón y el también escritor y periodista Javier Molina. A este colectivo se le atribuye una pinta que apareció en Ciudad Universitaria la mañana del 3 de octubre con un verso de César Vallejo: Y nos levantaremos cuando se nos dé la gana.

Nacido en Villa Coronado, Chihuahua, en 1947, Anaya creció en ciudades fronterizas de Chihuahua y Baja California Norte. Llegó a la capital del país en la víspera del levantamiento estudiantil para inscribirse en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Posteriormente, regresó al norte para viajar por California y abrevar del ambiente contracultural que en esa época se vivía en San Francisco. Su relación con Chihuahua fue la más profunda. Era la tierra de su abuelo villista, el mítico país de los tarahumaras al que había viajado Antonin Artaud y el territorio donde dejaron su huella indeleble los apaches de los que se consideraba descendiente. Siempre fue un hombre generoso, dispuesto al trueque de los libros y las vivencias. Cultivó amistades entrañables. Conversador infatigable, siempre tenía tiempo para los amigos y para los jóvenes escritores que nunca dejaron de buscarlo. Era considerado por muchos como el último poeta de la generación beat. Hace unos días, a los 73 años, José Vicente Anaya tuvo una muerte serena y luminosa. Tal como lo comunicó su hija Andrea, se quedó en su domicilio exacto: los sueños.

*Escritor chihuahuense; su novela más reciente se titula Garabato. Profesor de la Universidad de Texas. Novelista, ensayista y traductor. Premio Chihuahua 1995