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Avión presidencial, un exceso neoliberal // Debió llamarse Salinas, Díaz o Iturbide

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e regreso a su base en el aeropuerto de la Ciudad de México, el llamado avión presidencial sirvió de marco para la mañanera de ayer y dio pie para una detallada explicación sobre cuál ha sido el costo para los mexicanos pagadores de uno de los excesos neoliberales (López Obrador dixit), cuya adquisición ordenó el comandante Borolas durante su estancia en Los Pinos.

Cierto es que, como dice el mandatario, la lujosa aeronave es un exceso, pero sólo uno de los miles (con un enorme costo para la nación) que se cometieron durante el régimen neoliberal. Ayer, López Obrador dijo que tener un avión de ese costo es una desproporción, una especie de complejo. Y sí, de ese tamaño es el complejo de Calderón.

El mandatario mexicano detalló que por ese avión se iban a terminar de pagar cerca de 7 mil millones de pesos, porque fue un financiamiento. Nada más el costo de mantenimiento, de viajes al año, significa alrededor de 150 millones de pesos. Además, construir el hangar para alojarlo costó casi mil millones.

Según los neoliberales, el avión daba poder, era símbolo de fortaleza, pero no es así. El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. No lo da un avión lujoso. Era un gobierno de ricos, para ricos, con un pueblo pobre. Esa fue la forma de gobierno durante el periodo neoliberal. Ese fue el distintivo de los periodos neoliberales. Todo esto lo tenemos que estar subrayando, porque hay quienes quieren regresar a esa forma de gobierno. Añoran, aspiran a que continúen la corrupción, los privilegios. Esa es la característica de la oposición conservadora, dijo el mandatario.

En números cerrados (sin incluir mantenimiento, combustible, gastos por alimentación y bebidas de los pasajeros y conexos), 8 mil millones de pesos. Sólo para dar una idea de qué se trata, ese monto resulta ligeramente inferior al presupuesto 2020 de la Secretaría de Relaciones Exteriores; 28 por ciento mayor al de la Secretaría de Economía; cuatro veces superior al de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; 60 por ciento por arriba del de la Secretaría de Turismo; una tercera parte del aprobado para el Conacyt, y sustancialmente más elevado al que ejerce un buen número de hospitales del sector salud.

Dicha aeronave va para afuera (de hecho, hay dos postores firmes con ofertas muy adelantadas), porque, dijo López Obrador, “no podemos permitir los privilegios en el gobierno; es un asunto de principios. Fíjense el nivel de irracionalidad al que se había llegado, el nivel de enajenación con el lujo, los privilegios, que se atrevieron a ponerle a este avión José María Morelos y Pavón, quien encarnaba la lucha por la igualdad. ¡Imagínense! A lo mejor, si le hubiesen puesto Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna, Porfirio Díaz, Carlos Salinas de Gortari, tendría más apego a la realidad. Era otro mundo… (la aeronave) es monumental, faraónica y, desde luego, un insulto al pueblo de México; habiendo tanta necesidad y tanta pobreza, este lujo”.

El secretario de la Defensa Nacional, Cresencio Sandoval, detalló que con EPN en Los Pinos el llamado avión presidencial realizó (entre 2016 y 2018) 122 giras nacionales y 36 internacionales, con un costo total cercano a 409 millones de pesos.

Por el contrario, expresó el general secretario, en el presente gobierno (por combustible, preservación, diversos trabajos adicionales, seguro en tierra y en vuelo, más viáticos para tripulación y supervisores de trabajo) se gastaron 30.3 millones de pesos de diciembre de 2018 a igual mes de 2019, y 48.1 millones del primero de enero al 22 de julio de 2020. En esta administración se ha erogado un total de 58.5 millones; comparado con la administración pasada, hay una diferencia de 329.7 millones de pesos menos.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, uno de esos excesos neoliberales hoy está en un hospital de lujo a la espera de que lo lleven a la cárcel. Y éste, también, sólo es uno de los cientos de casos de corrupción durante los seis gobiernos neoliberales.