Opinión
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Apuntes postsoviéticos

Un mal ejemplo

E

n la Rusia postsoviética, el territorio de Jabarovsk –entidad de la Federación denominada en ruso krai y formada por varias regiones– es un caso único, por cuanto el partido oficialista Rusia Unida perdió (casi) todo lo que podía perder: el puesto de gobernador y los escaños del Parlamento, además de registrar una de las asistencias más bajas y con menos sufragios en favor de la reciente votación popular para legitimar la reforma constitucional.

En ese contexto de abierto desafío al Kremlin, la repentina detención y traslado a una cárcel moscovita del gobernador Serguei Furgal, postulado por el nacionalista partido Liberal-Democrático, deja de ser un asunto de nota roja y tiene, según el ángulo que se mire, diversas explicaciones, aunque algunas de éstas podrían complementarse.

Para las autoridades, Furgal ordenó hace 15 años, cuando se dedicaba al negocio de la madera y la chatarra, el asesinato de dos empresarios y formaba parte de un grupo de delincuencia organizada, pero lo descubrieron sólo ahora.

Quienes creen en la inocencia de Furgal sostienen que no hay pruebas de su presunta culpabilidad y aseguran que los cargos se basan únicamente en el testimonio de un antiguo socio, convertido en testigo protegido que lo inculpó tras seis meses de encarcelamiento e interrogatorios constantes.

Otros están convencidos de que su detención tiene un trasfondo económico al negarse la familia de Furgal a vender sus acciones de la principal fábrica de aluminio del extremo oriente de Rusia, que uno de los magnates cercanos al presidente Vladimir Putin quiso adquirir para reducir costos de los grandes proyectos de construcción de puentes que tiene apalabrados en la zona.

Los que dan preferencia a las connotaciones políticas de su defenestración aseguran que, aparte de la debacle del oficialismo en Jabarovsk, el Kremlin no pudo digerir las más recientes encuestas ahí, que pusieron de relieve que el índice de popularidad de Furgal iba en aumento, mientras el de Putin caía cada vez más.

Entretanto, comenzó la ola de protestas en Jabarovsk contra las imposiciones de Moscú, y sus habitantes sólo piden que los dejen elegir a sus gobernantes, demanda que, vista desde el Kremlin, es un mal ejemplo para otras entidades federales que tendrán elecciones el siguiente otoño.