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Negocios y empresas

Las nuevas murallas

L

a crisis de salud trajo como una de sus consecuencias indeseables el levantamiento de nuevas murallas entre países hermanos. Socios cercanos cerraron sus fronteras a la migración y al intercambio mercantil de un día para otro, lo que no necesariamente se revertirá cuando pase la pandemia.

El caso de la Comunidad Europea es representativo, debido a que mercancías y personas se movían sin restricción, sin pagar impuestos y los trabajadores podían emigrar con derechos iguales en los países que forman parte.

Sin embargo, el cambio comenzó con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y se recrudece con las medidas que toma cada nación para enfrentar la depresión económica que ya inició.

Aquí se presenta una política económica diferenciada entre los países miembros. En especial resalta la apuesta contracíclica de Alemania frente a los esfuerzos de naciones menos desarrolladas, como Grecia y Portugal, que cuentan con apoyos muy limitados.

Angela Merkel distribuye 130 mil millones de euros, junto con recortes fiscales, pagos a hogares y apoyos en gastos a niños y adultos, que equivalen a más de 3% del PIB. En arte y cultura, por ejemplo, dará en dos años mil millones. Alemania desarrolla el programa de recuperación más ambicioso de Europa y sólo se compara con el Plan Marshall, producto de la Segunda Guerra Mundial.

Con la liquidez que inyecta a la economía se espera una sólida reactivación de la producción y el consumo, y se trata simplemente de subsidios directos de miles de millones de euros a la sociedad.

El problema es que el resto de los países integrados no cuenta con tanto dinero, lo que se traducirá en una creciente brecha entre Alemania y los demás miembros.

En este contexto, pueblos y gobiernos de la UE resentirán un trato injusto frente a Alemania e impulsarán una política diferente. Incluso, algunos plantearán su salida de la Unión Europea.

Cada país, de forma independiente, tendrá mayores posibilidades de recuperarse más pronto a través de mecanismos de política económica, monetaria y financiera que respondan a las necesidades específicas de cada pueblo, ya que por ahora la UE representa un freno a sus libertades y crecimiento.