Florencia. Una muchedumbre abatió la estatua del traficante de esclavos inglés Edward Colston (1636-1721), la cual arrastraron, pintaron y arrojaron al puerto de Bristol en Inglaterra. Fue el inicio de una furia iconoclasta en el país contra los símbolos del colonialismo y sus protagonistas, de los cuales se ha identificado un total de 80 monumentos, que pueden verse en el sitio Topple the Racists https://www.toppletheracists.org

Es la secuela de protestas en Europa contra el racismo por la muerte en Estados Unidos de George Floyd, organizada por el movimiento Black Lives Matter (BLM), fenómeno que se ha repetido en el Reino Unido, a excepción de una estatua del periodista Indro Montanelli, en Milán, Italia, y en Bélgica la de Leopoldo II (1865-1909), a quien se imputa el genocidio de 10 millones de congoleños, cuyas efigies sólo fueron pintadas.

En la lista negra de las estatuas inglesas figuran las de Cristóbal Colón; el corsario Francis Drake; Cecil Rhodes, fundador de Rhodesia, y, por sus posturas racistas, la de Robert Baden-Powell, padre de los scouts, además del ex primer ministro Winston Churchill, entre otras.

Censura al pasado

Quienes se pronuncian contra la remoción de los monumentos argumentan que su derrocamiento es un acto de censura al pasado.

Encabeza esa postura Boris Johnson, primer ministro del partido conservador, quien, entre otras frases ofensivas, ha llamado a los negros sonrisas de sandía, a pesar de que su gabinete es multirracial.

Según Johnson, las estatuas de nuestras ciudades fueron colocadas por las generaciones anteriores que tenían un concepto diferente del bien y del mal. Es una enseñanza de nuestro pasado con todos sus defectos. Derribarlas sería mentir sobre nuestra historia y empobrecería la educación de las generaciones venideras.

Por lo pronto, ya fue retirada la efigie del célebre esclavista Robert Milligan, que estaba ubicada fuera del Museo Docklands de Londres.

El último reporte de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA, por sus siglas en inglés) alerta sobre el racismo en Europa, donde existe una política de odio y de extremismo de derecha contra los musulmanes y los refugiados, quienes están desprotegidos por políticas que lo eviten.

Según el informe, una de cada tres personas negras ha sido acosada y casi la mitad ha sido detenida por la policía por el color de su piel. De los 27 países de la Unión Europea, sólo 15 cuentan con planes y estrategias para combatir el racismo y la discriminación étnica.