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Golpe mortal
D

e todas las instituciones del país, sin duda, la que desempeña un papel fundamental es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que se creó en febrero de 1939 mediante el decreto que expidió el presidente Lázaro Cárdenas. Ahí se sentaron las bases de un organismo que tendría a su cargo las labores de investigación antropológica, histórica y arqueológica, la conservación y restauración de monumentos históricos, además de la custodia, catalogación y difusión de acervos a nivel nacional e internacional. Esto significa que es responsable de prácticamente todo el patrimonio cultural del país.

Recientemente escribimos una crónica en estas páginas con motivo de su 80 aniversario. Mencionábamos el asombro que nos produce, cuando viajamos por México, constatar las innumerables riquezas que hay en todos los rincones: sitios arqueológicos, arquitectura notable de todas las épocas, tradiciones, museos, archivos. Todo eso lo investiga, restaura y cuida el INAH gracias al compromiso personal de buena parte de sus trabajadores, comenzando por la mayoría de sus directores que han enfrentado situaciones muy difíciles, tanto por causas de desastres naturales que dañan el patrimonio como por razones presupuestales y políticas. Hay que señalar que siempre ha sido de las instituciones más austeras, pues es conocida por sus bajos sueldos.

Ahora enfrenta la que con seguridad es la peor amenaza que ha padecido en su historia: a las ya drásticas reducciones presupuestales que sufrió desde el inicio del actual gobierno, ahora le anuncian que le van a quitar 75 por ciento más.

Esto significa paralizarlo casi en su totalidad y poner en grave riesgo lo más valioso que tenemos: nuestra herencia cultural. Todavía está rescatando construcciones que se dañaron con los sismos en septiembre de 2017: templos, museos, sitios arqueológicos, poblaciones históricas.

Resulta muy extraño que un gobierno que dice que la fuerza y el valor de México está en su cultura, tanto que afirma que es lo que lo va a sacar adelante de la pandemia, le dé una golpe prácticamente mortal a la institución que la resguarda.

Me voy a permitir dar unos datos que otorgan una dimensión de lo que significa el INAH: al año realizan más de mil 600 proyectos de conservación, investigación y difusión; atienden a una red de 160 museos en todo el país y tienen el registro de más de 58 mil lugares con vestigios arqueológicos y alrededor de 110 mil edificios históricos. En sus 66 bibliotecas resguardan más de 60 mil libros, la impresionante Fototeca Nacional custodia casi un millón de imágenes y la Fonoteca cuenta con más de 18 mil registros sonoros.

Cuenta con alrededor de 6 mil trabajadores entre investigadores, arquitectos restauradores, museógrafos, lingüistas, antropólogos, montajistas, etnólogos, promotores educativos; 2 mil 690 trabajadores técnico-profesionales de base y mil 550 eventuales. Muchos de ellos se han formado en sus escuelas de educación superior y sus trabajos han recibido reconocimientos nacionales e internacionales.

Frente a esta situación angustiosa, un grupo de investigadores dirige una carta abierta al presidente Andrés Manuel López Obrador: En defensa del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La suscribimos muchos cientos de personas en todo el país que compartimos la preocupación por que se deje en el abandono la riqueza cultural que es fuente fundamental de nuestra identidad.

Desde su creación, el INAH ha sido un dique para los intereses inmobiliarios, comerciales y políticos, que en múltiples ocasiones han pretendido destruir patrimonio de gran valor para explotarlo comercialmente. Por desgracia, en muchos casos lo lograron; es doloroso ver en muchas ciudades del país, antiguos centros históricos degradados por construcciones viles, que ocupan el lugar de hermosas edificaciones que guardaban la memoria del lugar, para no hablar del saqueo en sitios arqueológicos.

Por favor señor Presidente: salve al INAH y nuestro patrimonio cultural.