Diana Laura Coraza quedó ciega a los 12 años y su vida cambió, pero sin dejar el atletismo que ha sido el motor que la impulsó a ganar dos medallas en campeonatos mundiales en Londres 2017, con el oro en 800 metros, y la plata en 400 planos, acompañada de su guía Jorge Gaspar. Tenía toda la intención de clasificar a Tokio y aguarda con paciencia para dar la marca una vez que se reactiven las competencias.

Ganadora del Premio Nacional de Deportes hace tres años, la velocista tiene una cuenta pendiente tras su participación en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 al finalizar en sexto lugar en la vuelta al óvalo. No desistirá en la búsqueda de su clasificación a Tokio programado ahora para 2021 para que “se cumpla el sueño, aferrarte por todo lo que quieres hasta conseguirlo.

“El plan para Tokio era dar la marca de 58 segundos (en 400 metros) en marzo sin saber lo que iba a pasar (por el Covid-19) y fue un poco frustrante, porque el trabajo que hicimos para buscar la clasificación en México y en competencias internacionales, todo se canceló.

Estamos en espera de que nos confirmen cuáles serán los criterios para el próximo año, si serán los mismos o se modificaron. De todas maneras esta pausa la empezamos con una sola meta: los Juegos Paralímpicos de Tokio y hacer un buen trabajo, explica la atleta de 25 años, quien perdió la vista por un glaucoma congénito y compite en la categoría T11 para ciegos y débiles visuales.

Cumpliendo la cuarentena con su familia, reconoce el trabajo que durante tres años ha compartido con su guía.

“Él me ha ayudado a ser mejor atleta y hacemos un buen equipo en la pista, compartimos esa pasión y nos exigimos más para que el entrenamiento no se vuelva monótono y nos levantamos el ánimo.

Han sido más de dos meses (de no entrenar como se debe) y se vuelve un poco difícil, hablamos con la sicóloga para controlar las emociones, visualizamos las metas y eso es lo que nos alienta, añade.

Diana Laura estuvo por unos meses al frente del Instituto Municipal del Deporte en su entidad, el cual dejó, pues era complicado y como no me gusta hacer las cosas a medias decidí por el atletismo.

La velocista recibe nada más la beca de Puebla y aunque no está en el Fodepar (Fondo del Deporte para el Alto Rendimiento), se requiere invertir más en estos tiempos en que todo cambió por el coronavirus, cuidarnos entre nosotros, porque sin salud no hay deporte.