Opinión
Ver día anteriorMartes 12 de mayo de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

La división y el caos como negocio

A

sí que quienes hablaban del México unido y de su progreso, hoy que ya no les funcionó ni el garlito ni la apuesta, buscan la división y el caos para destruir lo que no va de acuerdo con sus ideas.

La trampa es clara: atacan a López Obrador y a todos a su alrededor porque suponen que desacreditándolo a él enterrarán la idea de justicia que enarbola la 4T y que no les parece sana para sus negocios.

Las cartas de este gobierno están abiertas y sobre la mesa deberían estar también, y sin charlatanería maniobrera, las de una parte del sector empresarial y político del país que dominó y menoscabó la vida de México para convertirlo en un gran mercado, en una mueca de economía desarrollada donde lo político tiene marca comercial.

El presidente Andrés Manuel López Obrador es un político cuya responsabilidad de gobierno tiene fecha de caducidad, pero la idea de una justicia social que inserte al país en una etapa de paz se requiere hoy más que nunca, y perdurará mientras las desigualdades, producto de la injusticia, continúen, pero para los que claman unidad el negocio de la paz no es tan rentable como la división y el caos, por tanto, es desechable.

La manipulación de las ideas, algo en lo que son maestros incluso aquellos que se ostentan como doctores y apenas son licenciados, se le da con facilidad a los grupos de poder ligados a la derecha, y por ello quieren desacreditar al Presidente para denigrar la lucha por la justicia que provocó la etapa de capitalismo enloquecido que vivió el país más de tres décadas.

No obstante, el gasto en la difamación muy seguramente no tendrá éxito en ninguna de las dos empresas, es decir, ni lograrán desacreditar a López Obrador ni habrán de enterrar la idea. Es más, en una de esas terminarán siendo políticos ninis: ni una cosa ni la otra. Pero eso, que quede claro, no les quita lo peligroso.

Por lo pronto, donde sí tienen éxito es en causar una enorme confusión que en la situación actual significa la muerte para mucha gente que supone que estos señores tienen la verdad y caminan embrujados por su ruido hacia el despeñadero.

Debido a ello, ya no hay espacio para más dubitaciones, engendrar caos, confusión, es, hoy más que nunca, algo por encima de la simple lucha política. Se trata de la vida de muchas personas que parecería que a ellos no les importa, y eso debe ser conocido por todos para que el juicio en su momento sea, fundamentalmente, justo.

No hay consideraciones políticas cuando se trata de la salud de miles, de millones seguramente. Eso, también debe quedar claro.

De pasadita

Donde más daño han causado los rumores y la mala leche es entre los habitantes de los poblados más marginados y pobres del país. Entre ellos está San José del Rincón, allá por el norte del estado de México, donde una mujer, a nombre del PRI, hace el gobierno.

Ahí, el representante municipal en Fábrica Concepción, así se llama el pequeño poblado de ese municipio, citó a los representantes de los otros pueblos del rumbo para avisarles que, por las noches, piquetes de soldados del gobierno federal entran a las casas a vacunar a la gente a fuerza. Los pueblos se cerraron, nadie sale o entra, hay vigilancia las 24 horas para enfrentar al Ejército y no dejarse violentar.

Claro que nadie explicó que, por lo pronto, no existe vacuna contra el virus que produce Covid-19, y que el Ejército no ha sido comisionado para nada que se parezca, pero se sembró la desconfianza no en el gobierno municipal, ni siquiera en el estatal, el rumor le pega la gobierno federal, ese es el blanco. Qué barbaridad.

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