Cultura
Ver día anteriorViernes 24 de abril de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Después de la pandemia la literatura será más social y política: Almudena Grandes
Foto
▲ La escritora española sostuvo una charla en línea con el autor mexicano Antonio Ortuño, a propósito del Día Mundial del Libro y como parte de las actividades de la Fiesta del Libro y la Rosa.Foto Captura de pantalla
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de abril de 2020, p. 3

Lo que se escribirá de esta pandemia es sobre el miedo, la soledad y la solidaridad, que son en realidad temas de la literatura de todo el tiempo, dijo la escritora Almudena Grandes durante la plática que tuvo este jueves, Día Mundial del Libro, con el escritor mexicano Antonio Ortuño, dentro del programa virtual de la Fiesta del Libro y la Rosa. El tema de la conversación: literatura, sociedad y política, que fue moderado por la periodista Berna González.

La reflexión principal es cómo serán las cosas una vez que termine la pandemia, cuando termine el encierro. Al respecto, Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) advirtió: vamos a salir de una crisis de salud a una crisis económica enorme.

Saldremos a un mundo con las mismas diferencias sociales que dejamos, o aún más marcadas, consideró Berna González. El confinamiento es un lujo que nos podemos permitir algunos, mientras los que viven hacinados, agrupados, no se lo permiten; eso nos lleva al tema de la charla Lo social y lo político. ¿Hay una literatura que no sea social o política?

Producto ideológico

Para Almudena Grandes (Madrid, 1960), la respuesta clásica la tenía Lukács, quien decía: “que un libro puede ser político o no, depende de la voluntad de su autor, pero siempre es un producto ideológico, porque escribir es contar el mundo y lo que uno ve. Cada escritor, cada persona, mira al mundo con sus propios ojos y lo procesa con los filtros de su memoria.

Un libro inevitablemente refleja lo que a su autor le parece lo que es lo bueno, lo malo, lo justo o lo injusto; la objetividad del escritor es una quimera, un concepto que tiene más que ver con la impostura que con la verdad.

Cuando volvamos a salir, añadió, “todo será distinto y, evidentemente, lo será, sobre todo por la crisis económica, aparte por la sicosis, el miedo y tal. Me estoy sintiendo muy mala persona, porque no hago más que oír versiones hermosísimas de lo que va a ser después: todos vamos a comprender que el planeta ya no da más de sí, se tiene que corregir la superpoblación, porque todos vamos a comprender que es muy bonito ver cosas por las ciudades sin tener que maltratar a los animales, y yo, que soy muy optimista de nacimiento, la verdad es que la visión que tengo del día después es bastante tenebrosa.

Lo que ahora nos parecen fortalezas pueden acabar siendo problemas porque, evidentemente, en Europa el estado de bienestar va a salir reforzado, la sanidad pública también, pero el gran capital qué va a hacer con todo eso; entonces, en el futuro la literatura será más social y más política.

Otra gran misión de la literatura será hablar de ese duelo colectivo e individual. Porque cuando hay tantas muertes también hay acumulación del dolor. Desde luego en México, por fortuna, no son de ese tamaño las pérdidas, numéricamente; es obvio que cada muerte es una tragedia en sí misma, pero veo las cifras de Estados Unidos, que quizás en una semana tenga más muertos de coronavirus que de los que perecieron en Vietnam, y eso, definitivamente, va a tener que dejar una huella terrible, refirió Ortuño.

Las diferencias políticas se van a ahondar y eso va a obstaculizar que se resuelva o se intente resolver la crisis económica tan fuerte que habrá después. La solidaridad la vemos sólo en los terremotos, en la pandemia no la estamos viendo, apuntó.

Lo cierto es que da miedo que, después de tantos muertos por la pandemia, la democracia sea la víctima, agregó Grandes. Estamos llegando a un nivel de irracionalidad tremendo.

Para Ortuño, existe un derrumbe de las certezas en varios niveles: la gente tiene que sobreponerse al mismo tiempo a la angustia concreta del alquiler, de llegar a fin de mes, desde comprar y conseguir la comida que necesita, pagar colegiaturas, esos gastos, pero además las angustias abstractas de que los políticos están hablando con el futuro de su sociedad”.