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El fideicomiso para el Cenart, con letargo de décadas, pero muy necesario

Se desconoce si se recuperaron 30 mdp que adeudaba el concesionario del estacionamiento // Trabajadores, en incertidumbre por el presupuesto

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▲ El pabellón circense.Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de abril de 2020, p. 3

El fideicomiso para apoyar la construcción del Centro Nacional de las Artes (Ficenart), que en opinión de la actual secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, ya no tiene utilidad social y será extinguido por decreto presidencial, es un instrumento financiero que se quedó aletargado por décadas.

Así lo explican trabajadores del recinto, quienes consideran que el litigio que se tuvo por años con la concesionaria del estacionamiento fue un factor que impactó el funcionamiento del Ficenart, que se instituyó en abril de 1993 con una aportación inicial de 30 millones de pesos, provenientes de diversas fuentes.

Su propósito era que el gobierno federal, por conducto del entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), promoviera la reordenación integral del sistema de educación artística y profesional que consideraba la construcción, puesta en marcha y desarrollo del conjunto de escuelas artísticas que hoy conforman el Centro Nacional de las Artes (Cenart), ubicado en calzada de Tlalpan y Río Churubusco, en la Ciudad de México.

Los recursos se destinaron a dotar de un nivel de excelencia a la educación artística y profesional de nuestro país, principalmente a través de la coexistencia interdisciplinaria de los procesos educativos y productivos de las distintas ramas de arte, la integración de investigadores, intérpretes y creadores con mayor reconocimiento al proceso de formación de los profesionales del arte, de acuerdo con los informes fiscales de la época.

Sin embargo, el instrumento financiero se quedó aletargado por décadas, entre otros motivos por el litigio que durante años se tuvo con la empresa a la que se concesionó la operación del estacionamiento, explicaron empleados del recinto, quienes pidieron omitir su nombre.

Recordaron que el 17 de noviembre de 1994 se otorgó a Grupo Tribasa el permiso para la construcción, equipamiento, explotación y operación del estacionamiento del Cenart, con duración de 10 años. El sitio empezó a operar en mayo de 1995. De acuerdo con reportes de la empresa, durante 2004 generaron ingresos por aproximadamente 6 millones de pesos, una parte de los cuales debían aportar al Ficenart, cosa que no sucedió.

El incumplimiento del pago llevó a un litigio. Tribasa quebró, cambió de razón social y fue un largo peregrinar para poderlos ubicar y darles las sentencias que les obligaba a pagar más de 30 millones de pesos que tendrían que haberse depositado al fideicomiso.

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▲ El Centro Nacional de las Artes fue concebido como un conjunto de escuelas artísticas.Foto Cenart

Cambio de propósito

En 2003 el instrumento financiero sirvió para llevar a cabo los trámites de donación de terrenos, gestiones administrativas y contratar proyectos arquitectónicos y ejecutivos a fin de ampliar el recinto y construir edificios y demás instalaciones complementarias, con una inversión de más de 20 millones de pesos.

Los trabajadores del Cenart consultados por este diario comentan que siempre hubo inquietud de cambiar formalmente la finalidad del Ficenart para que no se consideraran los recursos sólo para la construcción, sino que se emplearan en el equipamiento del centro.

La Auditoría Superior de la Federación siempre fue crítica con que el Ficenart permaneciera abierto, pero los cambios nunca prosperaron porque la burocracia estuvo encima, añadieron.

En 2005 se reportaba que el fideicomiso no había recibido aportaciones del gobierno federal, pero contaba con disponibilidades provenientes de ingresos por renta de locales, estacionamiento y cines, entre otros. En esa fecha se estimaba que el patrimonio neto del Ficenart ascendía a 71 millones 681 mil 796 pesos. Según datos del ejercicio fiscal 2019, el patrimonio ahora es de casi 213 millones de pesos; ésa es otra situación a la que se deberá enfrentar por la posible extinción del fideicomiso, pues muchos bienes del recinto están bajo su resguardo.

Estamos hablando de miles de objetos a nombre del fideicomiso; habría que hacer un cambio meticuloso en los inventarios, concluyen quienes llevan años laborando en el Cenart.

Una gota de agua

“Es muy lamentable que se vaya a desaparecer el fideicomiso, porque los millones de pesos que genera por concepto de rendimientos por inversiones (unos 9 millones y medio de pesos), para lo que se requiere en el recinto, es una gota de agua en el desierto, pero muy necesaria.

Tampoco sabemos exactamente si ya se recibieron los 30 millones del adeudo de Tribasa, ni a qué se van a destinar finalmente esos recursos, ni con qué presupuesto va a contar ahora el Cenart, ni de dónde provendrán. Hay incertidumbre tras incertidumbre entre todos los que laboramos aquí.