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Bob Dylan en cuarentena
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de abril de 2020, p. a12

La nueva obra de Bob Dylan, Murder most foul, es un registro humanístico del devenir.

En el siguiente link lo puede usted escuchar:

shorturl.at/jkvLN

Dylan usa recursos de la balada antigua, como pies yámbicos, trocaicosy dactílicos, me instruye SebastiánGatti.

Se inscribe en la forma tradicional de la balada anglosajona que consiste en un poema narrativo recitado, no cantado, donde la música va por su lado, creando atmósferas.

La música se crea a base de palabras.

Es como las noticias que los juglares transmitían de pueblo en pueblo.

El yambo nació en la antigua Grecia como un pie de métrica. El pie es la unidad métrica cuantitativa del verso griego o latino, formado por un número reducido de sílabas largas y breves.

En cada pie hay dos tiempos, uno de elevación y uno de descenso.

El nombre, pie, procede de las canciones acompañadas de danza, en las que el pie servía para marcar el ritmo.

El pentámetro yámbico o trocaico es el verso blanco inglés.

Los sonetos de Shakespeare están escritos así.

Christopher Marlowe también usaba los pies yámbicos, como lo hizo Allen Ginsberg.

En la nueva pieza maestra de Bob Dylan, lo escuchamos entonar, trotando en pies yámbicos:

Wolfman, oh Wolfman, oh Wolfman, howl
Rub-a-dub, it’s a murder most foul

Esa estrofa es beatnik, es Allen Ginsberg, amigo íntimo de Dylan. Es al mismo tiempo homérico. Es la Eneida. Es John Milton, quien también escribió en pies yámbicos su Paraíso perdido.

Bob Dylan toma como punto de partida una noticia: ‘‘El crimen más asqueroso” (Murder most foul), la celada a John F. Kennedy para narrar la caída del imperio:

What’s new pussycat? What’d I say?
I said the soul of a nation been torn away
And it’s beginning to go into a slow decay

Momentos shakespereanos, escenas de cine mudo, referencias culturales a montones, Murder most foul es un relato monumental, una pira ardiendo. En el momento en que silba en el aire la bala asesina y se aloja en la nuca del presidente, Dylan entona:

Shoot him while he runs, boy, shoot
him while you can
See if you can shoot the invisible man

Las constantes dylanianas: en su obra más conocida, Like a rolling stone, habla de ese mismo arquetipo:

When you ain’t got nothing, you got nothing to lose
You’re invisible now, you’ve got no secrets to conceal

Y ahora, en su nueva obra, lanza petardos en alegorías que se entrechocan como bolas de billar:

Goodbye, Charlie, goodbye, Uncle Sam
Frankly, Miss Scarlett, I don’t give a damm

Y vemos en nuestra mente la escena final del filme Gone with the wind, donde Scarlett (O’Hara) observa la tierra devastada, el imperio, y anuncia: volveremos.

La nueva obra de Bob Dylan es un regalo de cuarentena. La lanzó, para descarga gratuita, el 27 de marzo, cuando observó que el mundo sufre por la amenaza de su extinción. ‘‘Stay save, stay observant”, sugiere.

Bob Dylan nos lleva y nos trae a Shakespeare, su escritor favorito (por cierto, William Shakespeare escribió Rey Lear, entre otras de sus obras, durante una cuarentena, pues vivió la era de la peste). En su relato del crimen más asqueroso, hace aparecer a una de las hermanas brujas de la obra Macbeth, y se transfigura en Banquo:

The day that they killed him, someone said to me, ‘‘Son
the age of the Antichrist has just only begun”

Puebla sus versos con exquisitos juegos de palabras, aliteraciones, juguetes literarios:

You got me dizzy, Miss Lizzy, you filled me with lead
That magic bullet of yours has gone to my head
I’m just a patsy like Patsy Cline

Foto
▲ Bob Dylan.Foto Fernando Aceves

Y esos juegos de palabras involucran personajes, referencias, tinglados, un montaje teatral, shakespereano: ‘‘me mareas, Señorita Mareada...”, en guiño a la rola de los Beatles, Dizzy Miss Lizzy y con el nombre de la cantante country Patsy Cline arma trama dramática: ‘‘I’m just a patsy like Patsy Cline”: soy un chivo expiatorio (patsy) igual que Patsy Cline.

Y la típica ironía dylaniana: ‘‘no se preocupe, Mr. President, la ayuda viene en camino”, mientras versos atrás ironiza: ‘‘ya vienen los Beatles, quieren estrechar su mano”.

Bob Dylan menciona más de 70 canciones y películas y obras de teatro (Shakespeare, por supuesto) y óleos y personajes de cine mudo (Harold Lloyd, Buster Keaton) y autores y lo que hace en su nueva obra es lo que ha hecho siempre: labor de juglar, recogedor de la memoria, cultivador de la gran tradición lírica estadunidense (eso dijo el acta del jurado al otorgarle el Premio Nobel de Literatura; los suecos sí entienden a Dylan).

En su verso beatnik, ‘‘Wolfman, oh Wolfman, oh Wolfman, howl”, por igual rinde homenaje a su amigo, el autor del Aullido (howl), Allen Ginsberg, que llama a escena a un alter ego: Wolfman Jack, a quien le pide canciones, nombradas en la segunda mitad de la nueva obra de Dylan, de la misma manera como Bob Dylan ejerció de curador, observador, filósofo, comediante a través de la conciencia colectiva cuando nos puso al aire, en su programa de radio Theme Time Radio Hour, que mantuvo de 2006 a 2009, con los tesoros de su monumental colección de discos.

Durante 10 de los 17 minutos que dura la nueva obra de Bob Dylan, desfilan títulos en juegos de palabras dramatúrgicos a partir de la palabra ‘‘play” (tocar, interpretar, EJECUTAR):

Play another one and ‘‘Another One Bites the Dust”

y hace un silencio entre el juego de sílabas ‘‘play another and another one” para que la frase deconstruida, ‘‘bites the dust”, adquiera su sentido trágico.

Por eso cita a Shakespeare así:

Play ‘‘Merchant of Venice”, play ‘‘Merchants of Death”
Play ‘‘Stella by Starlight” for Lady Macbeth

El alter ego De Bob Dylan, Jack Wolfman, fue a su vez un célebre diyéi de radio, a quien le pidieron: ‘‘play this one for me”, pero Dylan añade la magia de la carretera y del acto humano que consiste en escuchar la radio:

Turn on the radio on, don’t touch the dials

y añade el azar (prende el radio, pero no toques el sintonizador), para que la petición de canciones nos lleve doquier y con todos los involucrados en la historia que está narrando:

Play John Lee Hooker, play ‘‘Scratch my Back”
Play it for that strip club owner named Jack
Guitar Slim going down slow
Play it for me and for Marilyn Monroe

El cierre es magistral, como el inicio de la novela de Cees Nooteboom, Perdido el Paraíso, donde nos ubica dentro del libro que está adentro del libro que estamosleyendo, en el pasaje donde no alcanza a ver el título del libro de la vecina de asiento en el avión hasta que por fin lo divisa: Perdido el Paraíso, así igualmente estamos escuchando Murder most foul, de Bob Dylan y él nos sumerge:

Play ‘‘Love me or Leave Me” by the great Bud Powell
Play ‘‘The Blood-Stainned Banner”, play ‘‘Murder Most Foul”

Magistral.

Ese es Bob Dylan. Ese es el Premio Nobel de Literatura Bob Dylan. Eso es Murder Most Foul.

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