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Viene plan de reactivación // GNCD: pacto de Estado

E

l próximo domingo el país conocerá el plan de reactivación económica que ha estructurado el gobierno del presidente López Obrador, cuyo eje central –según adelantó el mandatario– será el blindaje a los más pobres y vulnerables con los programas sociales; ahora es proteger a la economía popular, sobre todo a los débiles, a los desposeídos, a los pobres; estoy seguro de que pronto vamos a levantar a la economía.

Antes, dijo López Obrador, “en una crisis se protegía a los de arriba, por eso el rescate del Fobaproa; fue así, en una crisis, que toman la decisión de convertir las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública y dicen: ‘es que lo hizo mal el presidente Zedillo’. Pues claro, ¿cómo no va a estar mal si todavía se está pagando esa enorme deuda?”

Eso se acabó, y vamos a rescatar al pueblo; que se vaya entendiendo, porque hay algunos que a lo mejor están pensando que los vamos a rescatar, a los de arriba, con esa idea peregrina, sofisma, de que si le va bien a los de arriba les va a ir bien a los debajo; que, si llueve fuerte arriba, gotea abajo. No, eso ya no aplica, la riqueza no es contagiosa, no es permeable, tenemos que procurar que haya una distribución equitativa del ingreso.

Habrá que esperar el plan de reactivación, pero en vía de mientras el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo (GNCD) de la UNAM (entre sus integrantes están David Ibarra, Jorge Eduardo Navarrete, Carlos Tello, Cuauhtémoc Cárdenas y Rolando Cordera) propone una serie de medidas, toda vez que enfrentamos una crisis sanitaria que se extendió de manera intempestiva al conjunto social y a la economía. Las prioridades centrales son, por supuesto, la protección de la salud de toda la población, el fortalecimiento urgente del sistema sanitario y de su presupuesto y el acceso a los servicios sobre todo para los grupos más vulnerables.

La crisis sanitaria tuvo un impacto global inmediato y repercusiones profundas en nuestra economía, subraya el GNCD, que afectarán medios de vida y subsistencia, especialmente para quienes se encuentran en condiciones de pobreza. Esta emergencia excede las dificultades por las que transitamos en otras crisis profundas, e incidirá, además, en el potencial de desarrollo futuro, en la convivencia social y las relaciones colectivas, en la cohesión y otros aspectos vitales de la sociedad mexicana. El panorama es inédito y los escenarios ominosos. Estamos obligados, sociedad y gobierno, a responder de común acuerdo, con medidas a la altura de las circunstancias y la magnitud de este nuevo desafío.

Por ello, al tiempo de atender la prioridad central de protección a la salud, debemos responder de inmediato para amortiguar los impactos económicos y sociales a la vista. No podemos subestimar o negar los riesgos que tenemos enfrente. Nos parece que las prioridades urgentes son: proteger el empleo y el ingreso, sobre todo de los grupos más vulnerables; salvaguardar la planta productiva, con énfasis en las pequeñas y medianas empresas; mantener la continuidad de los servicios estratégicos, sean públicos, concesionados o privados en todos los órdenes, y apoyar más proyectos de inversión pública, privada y mixta para la recuperación y el apuntalamiento del crecimiento potencial.

Las circunstancias demandan un cambio de estrategia en la política económica, en particular en las finanzas públicas. Estamos en tiempos anormales que exigen políticas extraordinarias. No es momento para la polarización. Es preciso que se convoque a un auténtico pacto de Estado entre gobierno y sectores sociales, trabajadores y empresarios, los poderes Legislativo y Judicial, los estados de la República e incluso los municipios de las principales zonas metropolitanas, para deliberar y concertar las medidas inmediatas para las nuevas circunstancias. Lo mismo podremos hacer, pasada la emergencia, para la reconstrucción necesaria hacia un México menos vulnerable, mejor preparado, más seguro y sustentable.

Las rebanadas del pastel

Siempre se dijo que solo la muerte salvaría de la cárcel a Gerardo Ruiz Esparza. Y ayer lo salvó.