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La Nueva Escuela Mexicana en tiempos de pandemia
L

a Nueva Escuela Mexicana se halla en una encrucijada. Los efectos de una crisis económica de larga data coincidente con la del Covid-19, cuestionarán las limitaciones del fundamento gerencial del proyecto educativo lopezobradorista. Y es que la escuela no sólo tiene que educar para la vida en las circunstancias existentes, sino también generar cuestionamientos sobre el origen de tales circunstancias.

Es preciso decir que la SEP reaccionó correctamente ante la contingencia. Con prontitud adoptó la suspensión de las actividades escolares para mitigar la propagación de la pandemia del nuevo coronavirus, pese a los costos socioeconómicos que ello representa. Sin duda, se tomó en consideración el contexto de las escuelas. La condición desigualde nuestro sistema educativo ha combinado históricamente la inequidad en infraestructura, la sobrepoblación por salón, así como la insuficiencia de insumos de higiene, personal de salud y atención especializada en los planteles. En las circunstancias actuales, esto representa un escenario desfavorable para el bienestar de las comunidades educativas, integradas por casi 40 millones de personas entre estudiantes, profesorado, personal administrativo y de asistencia.

Como afirmó Esteban Moctezuma en el pasado consejo técnico escolar, con ello las autoridades buscan achatar la curva de infección, aunque esto representa también una oportunidad para ganar tiempo en el diseño de una estrategia ante lo que viene luego del aislamiento, sea en abril o hasta agosto. Entonces se tendrán que tomar medidas para atender los efectos negativos del paro de actividades, como deserción escolar y afectación al logro educativo, así como continuar políticas de monitoreo de la salud de los alumnos. Estamos ante una larga epidemia, como reiteradamente ha afirmado López-Gatell.

El gobierno mexicano ha desarrollado un programa de educación a distancia. Aprende en Casa, alternativa para mantener actividades educativas durante el periodo de contingencia utilizando tanto Internet como algunos canales de televisión pública. De cualquier forma, las condiciones sobre las cuales se lleva a cabo el aprendizaje desde casa no son siempre favorables, ya sea por ambientes hostiles, falta de oportunidades de acceso a la tecnología o de pericia en su uso. Este programa terminará por profundizar la desigualdad entre hogares, que expresa también de las oportunidades de aprendizaje en el sistema.

Sin embargo, este escenario ha sido una oportunidad para experimentar masivamente las bondades de la educación a distancia y las plataformas digitales de aprendizaje. A dicho experimento han acudido ya gigantes de los edu-bussines y empresarios interesados en la tecnología educativa, como Microsoft y Carlos Slim. La creación de futuros nichos de mercado está a la orden del día.

Según el secretario de Educación, cuando se presenta una crisis es importante ver qué oportunidades nos abre. Esta crisis nos presenta, cuando menos, dos oportunidades: tomar en serio el pensamiento crítico, elevado ahora a rango constitucional e impulsar una discusión pública sobre el financiamiento educativo nacional.

Sobre al pensamiento crítico, es preci-so superar la moda del desarrollo de ha-bilidades para la resolución de problemas prácticos inmersos en la sociedad del conocimiento. El escenario que se presentará en México, después de la pandemia, requerirá el incentivo a la construcción de interpretaciones holísticas desde las escuelas, las cuales pueden partir de la pregunta ¿por qué?

Vincular al pensamiento crítico con las dimensiones sociales de su realización exigirá entonces problematizar temáticas como la desigualdad o las distintas expresiones de malestar social en el mundo contemporáneo. Existe una clara ausencia de esto en el proyecto educativo de la 4T. La educación financiera entendida como vía a la bancarización de la infancia o la educación musical, en tanto realización de un proyecto patrimonialista con sello empresarial (Orquestas Esperanza Azteca) son prueba de ello. Ni qué decir de la ausencia de un programa nacional de fomento al pensamiento crítico en la alimentación, en un país con graves problemas de sobrepeso y obesidad infantil… y un contexto donde la pandemia está afectando más a personas con obesidad y diabetes.

Los cuestionamientos derivados de este ejercicio didáctico del pensamiento crítico podrán ser el aporte innovador de la Nueva Escuela Mexicana en la construcción de una sociedad más democrática, por la vía de la formación de una ciudadanía atenta a las problemáticas públicas.

La contingencia ha mostrado la necesidad de una discusión pública sobre el financiamiento educativo, más allá del consenso neoliberal de hacer menos con más. En efecto, fortalecer la lucha contra la corrupción es clave para optimizar el uso de los recursos públicos, pero dadas las dimensiones y desigualdad del sistema educativo, ampliar la proporción del gasto hacia el sector resulta básico para la atención de las profundas disparidades que enfrentan día a día miles de escuelas. En este sentido, se requerirá hacer efectivo el gasto público anual en educación equivalente a 8 por ciento del PIB, tal como lo estipula la Ley General de Educación.

Ante la crisis, el sistema educativo debe responder con preguntas profundas que ayuden a pensar por qué estamos aquí y para hacerlo es importante brindar a las escuelas condiciones dignas de funcionamiento. Por ello, será preciso un apoyo y reconocimiento sustancial del gobierno hacia el profesorado, quien desde ahora comienza a hacer frente a los estragos de la pandemia.

*Politólogo

Twitter: @MaurroJarquin