Opinión
Ver día anteriorJueves 26 de marzo de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Fase 2: comienza a reinar el silencio // El trabajo, una bomba de mecha corta // Las circunstancias que Sheinbaum debe aprovechar

D

ía dos de la fase 2, periodo de la emergencia sanitaria por el Covid-19. El silencio se ha apoderado de mi barrio, se lo ha ido comiendo a tarascadas, pero sin prisa, como en aquellas noches del 19 de septiembre que se echaban a cuestas la afonía del dolor común mientras la labor de los sobrevivientes formaba ríos de sudor sigiloso que acarreaba los ayes mudos de toda la mañana. Hoy, otra vez llegó el silencio.

A las puertas de los restaurantes, corazón desde donde se bombean las risas, los gritos, la plática, la música, la sangre de este lugar, los meseros están quietos, con la boca cerrada, con los ojos yendo y viniendo en busca del cliente que no ha de llegar y con la inquietud de saber que parece que no hay remedio rápido y el trabajo es una bomba de mecha corta.

Ayer aún algunos desafiantes de la temporada de desgracias, muy pocos, hacían sonar la suela de sus tenis, hecha de plástico –uno de los mejores albergues del virus– sin escuchar siquiera el constante sonido del silencio que cada vez se oye más.

Los perros, las mascotas preferidas en el barrio, se han convertido en los más valientes guerreros contra el silencio, sus ladridos se escuchan, a veces, hasta en largos periodos. Se les oye, pero no se les ve. También son víctimas del encierro, pero ayer todavía protestaban, tal vez mañana también se llenen de silencio.

A las seis de la tarde el ruido inhumano de un trascabo que golpea las paredes heridas en uno de los edificios dañados por el sismo del 19-S se ha detenido, y otra vez el silencio que ha llenado todas las oquedades se siente pesado, como cadena de condenado.

No hay apuestas a ese respecto, pero todos quisieran saber cuánto habrá avanzado el silencio para mañana. Qué va a pasar en los parques, en los restaurantes, en las calles donde la gente se repele, las miradas se evitan, el habla está prohibida si trata de una conversación cara a cara. Pareciera que aquella sentencia del hombre que se convierte em el enemigo del hombre se apodera de una realidad que nos impone la emergencia, pero que se puede volver costumbre. Sin duda, esta situación se puede convertir en la madre de todas las emergencias si no hay por parte de todos el cuidado de la vida, aunque el silencio avance.

De pasadita

Como se quiera ver si el gobierno de la ciudad logra pasar esta crisis sin un daño mayor, la experiencia que habrán recogido sus funcionarios será invaluable. Sin duda, este periodo tiene a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sin dormir, pero al final el cúmulo de situaciones que ha tenido y tendrá que enfrentar sólo se podrán medir en términos de gobernabilidad.

Reconstrucción, violencia, pandemia, por si algo faltara, y por añadidura la gruesa costra de la corrupción y la impunidad, han forjado un escenario de aprendizaje insospechado que si la jefa de Gobierno aprovecha será una carta muy difícil de derrotar en caso de que ella pretendiera continuar con su carrera política.

No es nada fácil, además de los enemigos inesperados, hay que contar a aquellos que desde intereses –ya no hay ideologías– diferentes, buscarán de todas formas descarrilar el tren en el que viaja Sheinbaum.

De todo habrá al final de este difícil periodo. Las luchas se encarnizarán y serán más violentas que nunca. Por eso más vale ir pensando en los escenarios del final de la crisis del Covid-19, donde seguramente las cosas ya no serán como ahora, de eso estamos bien seguros y requiere nuevas formas, nuevas visiones, porque esto, perdone que insista, ya no será igual.