Opinión
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Isocronías

De la imaginación

C

onsideramos que la imaginación, al menos la imaginación del creador (por lo que aquí entendemos no sólo a los artistas sino a los hacedores de obra: lo mismo un tratado de filosofía que el registro puntual de un explorador o la construcción de un nosocomio), tiende necesariamente a la concreción, que una imaginación sin derivación tal difícilmente puede en nuestro sistema ser llamada imaginación.

El acto de imaginar, que su mucho tiene de contemplativo (el término ocio creador da de ello fe), acciona en el sujeto que contempla, imagina, resortes que redundan en actividad con miras a la realización de lo imaginado.

Imaginar es en nuestro concepto el principio de, muy precisamente, el obrar, el abocarse en cuerpo y alma a que lo que aparentemente estando ‘‘sólo en el alma”, la imagen, necesita, requiere, demanda (tal siente, ya no imagina, el sujeto creador) venir concretamente a habitar este mundo, a ser, digamos, mundo en (ya de) este mundo. (Y es que obra no hay que no sea un mundo en sí, se trate de un haikú japonés o del resultado de las tareas enciclopédicas emprendidas en el siglo XVIII en Inglaterra, en Francia).

Imagen no hay que no convoque otras imágenes, que indispensablemente puestas en relación en lo que denominaremos su organización natural conformarán un mundo o si se quiere –si se tiene el alcance– un universo.

Imaginar, retrocedamos, de alguna manera es recordar el futuro (una imaginación sin futuro es mera fantasía o, peor, fantaseo), y toda obra, lo que con seriedad llamemos obra, lo es de imaginación. El imaginante o imaginador recuerda lo que (se) hará, lo que será, y consecuentemente pone manos a la obra. Esa obra, ese mundo, será sin duda alguna obra propia, mundo propio, mas entre más universal más habitable por todo el mundo.

Tanto contenido como forma, bien que en abstracto ésta parezca previa (un soneto, pongamos), deben en el proceso seguir siendo imaginados, y acceder a la unidad en una sola imagen, por rica que sea (sin imagen no hay arte). Concluimos refrendando algo otras veces dicho: imagen es todo aquello que hace imaginar.