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Reivindican a Gustavo A. Madero por su papel en la segunda etapa de la Revolución

Revalorar al personaje es un acto de justicia y los adolescentes deberían saber más sobre él, considera Paco Ignacio Taibo II // Presentan libro de Ignacio Solares publicado por el FCE

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▲ Ignacio Solares y Paco Ignacio Taibo II, ayer en la Biblioteca de México en la Ciudadela, durante la presentación del libro Gustavo A. Madero, publicado por el FCE.Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de febrero de 2020, p. 4

El escritor Paco Ignacio Taibo II, director general del Fondo de Cultura Económica (FCE), reivindicó a Gustavo A. Madero como figura mayor en la segunda etapa de la Revolución Mexicana, después de la caída de Porfirio Díaz, en las Jornadas por la Memoria Histórica de México que ayer comenzaron en la Biblioteca de México.

En la presentación del libro Gustavo A. Madero, de Ignacio Solares (FCE, colección Vientos del pueblo), Taibo II sostuvo que revalorar al personaje es un acto de justicia y los adolescentes deberían saber más sobre él.

‘‘Es la historia que debemos ver, revisar y recoger porque está llena como todas las historias no de enseñanzas en el sentido lineal, pero sí de volver a revivir la figura del Ojo Parado, El Tuerto, Gustavo, y traerla a vivir entre nosotros. Los mexicanos tenemos una oportunidad única en nuestra historia, que es plantearnos de dónde venimos para poder decir quiénes somos y hacia dónde vamos.”

El titular del FCE se refirió al asesinato de Gustavo A. Madero en el cuartel de La Ciudadela, perpetrado poco antes de la detención de su hermano Francisco I. Madero y de la traición de Aureliano Blanquet y Victoriano Huerta.

Estaba más a la izquierda que Francisco I. Madero

Taibo II explicó que el asesinato de Gustavo fue porque era el ideólogo de la familia Madero. ‘‘Francisco era un demócrata sin programa social y Gustavo, no; él tenía un programa social y estaba mucho más a la izquierda que su hermano”.

Asesinaron con saña a Gustavo A. Madero, añadió, porque era considerado un peligro; era el que tenía en el maderismo un programa social y estaba en favor de pactar con el zapatismo y acabar con la guerra en el sur y seguir adelante con la negociación de Zapata. Recordó que Gustavo tenía un mandato para ir de comisionado del gobierno a Japón, pero le dijo a su hermano que no iría y se quedaría en el país para morir juntos.

Taibo II también señaló que tanto Gustavo como Francisco fueron calumniados por la prensa. ‘‘Hubo decenas de artículos periodísticos acusando a Gustavo de corrupto y decían que se había comprado una bodega de vino y se estaba metiendo en negocios turbios; pero a la hora de la verdad, cuando empieza el golpe de la Ciudadela, Gustavo dio su dinero para comprar alimentos a los combatientes maderistas. En el momento que lo matan la familia no tiene dinero ni para enterrarlo”.

Ignacio Solares en su libro comparte la importancia de Gustavo A. Madero en la trayectoria política de su hermano Francisco. Los consejos que le brindaba para tomar decisiones contra el gobierno de Porfirio Díaz van desde el financiamiento de la Revolución Mexicana hasta haber advertido el final trágico que les esperaba.

El autor se ayuda de una serie de cartas entre los Madero y las personas más cercanas a ellos para presentar al lector la semblanza de un revolucionario, político y empresario.

La principal víctima del movimiento maderista

Solares compartió varias anécdotas sobre Gustavo A. Madero para ilustrar el drama que vivió, pues en su opinión fue la principal víctima del movimiento maderista.

El asesinato de Gustavo A. Madero y cómo se articuló la conspiración contra el gobierno de Francisco I. Madero es para Solares una tragedia casi teatral; incluso en algún momento pensó en escribir una obra de teatro sobre la conserjería donde estuvieron prisioneros Felipe Ángeles, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.

Al rememorar los hechos, Solares explicó que hay momentos en la historia que son definitorios y cambian nuestro rumbo.

‘‘Siempre me he preguntado qué hubiera pasado si en lugar de la revolución maderista, Porfirio Díaz dejaba el mando a Bernardo Reyes, quien fue gobernador del estado de Nuevo León, para que existiera una transición pacífica y no hubiera” la lucha armada.

El autor concluyó que con el triunfo de Victoriano Huerta se desató ‘‘la guerra civil más sangrienta que ha padecido nuestro país y volvemos a recordar que la primera víctima fue Gustavo”.