En diciembre pasado, el Aeropuerto Internacional de Toluca tuvo su peor cifra de operaciones desde 2006, con 6 mil 745; es decir, 11 por ciento menos que un año atrás, según datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Se cuenta por debajo del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y de los de Cancún, Guadalajara y Monterrey en total de operaciones.

Y si bien se ubica como la quinta infraestructura más importante del país, lo hace por volúmenes de carga y no por tráfico de pasajeros.

En diciembre el número de usuarios transportados fue el menor desde hace 16 años reportados en bloque por la AFAC.

Para todo el año, el aeropuerto de Toluca no figura entre los principales 10 de operaciones con pasajeros, pero sí es el octavo más importante en carga doméstica, rubro que subió 23.6 por ciento de un año a otro.

Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, publicado este mes, la saturación del AICM y el abandono del de Toluca impulsados en el gobierno de Felipe Calderón fueron una condición premedita para paliar la distribución financiera que se realizó durante la construcción de la Terminal 2 y no a problemas de infraestructura.

En total la ampliación instrumentada en el sexenio de Vicente Fox costó mil millones de dólares, 400 de recursos federales y el resto de un fondo en el que participaron Citibanamex, BBVA Bancomer, Inbursa y HSBC, con el incremento de la tarifa única aeroportuaria nacional e internacional como garantía y la condición de que si el tráfico del aeropuerto de México disminuía o el de Toluca se incrementaba, los bancos podían demandar el prepago.

Con el concurso mercantil de Mexicana y el impacto en la baja de operaciones en el Benito Juárez, se dejó caer el Aeropuerto de Toluca al mover las operaciones de Volaris, Interjet y Viva Aerobus al AICM y se le saturó con 45 millones de pasajeros, por arriba de su capacidad que es de 32 millones.