Opinión
Ver día anteriorDomingo 19 de enero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Triángulo Norte
H

ace algunos años, en una reunión sobre migración en Centroamérica, escuché por primera vez hablar del Triángulo Norte. En un principio creía que tenía una referencia geográfica, algo así como el Cono Sur, pero por más que revisaba el mapa no veía ninguna relación gráfica. Es más, al norte de Centroamérica también está Belice y ésta, como suele suceder, quedaba excluida.

Finalmente me decidí a confesar públicamente mi ignorancia preguntando por qué le llamaban Triángulo del Norte a El Salvador, Guatemala y Honduras. Y la respuesta que me dieron fue simple y contundente: ¡triángulo igual a tres!

Pero debo confesar de que la respuesta no me convencía, pero por más que preguntaba nadie sabía darme una explicación certera. Algunos me dijeron que era algo que tenía que ver con asuntos militares de la época de las guerrillas, pero en ese caso se excluía a Nicaragua, que fue donde se dio la primera guerra civil en la región. Esto cada vez más se parecía al Triángulo de las Bermudas, que nadie podía definir con claridad.

Luego cambié de estrategia y empecé a preguntar, a los que usaban el término, sobre el autor o la referencia, para poder citarlo correctamente y nadie me daba una respuesta.

Finalmente la socióloga de UIC, Xóchitl Bada, me orientó hacia los textos del Migration Policiy Institute y el Wilson Center, que en efecto hablan del Triángulo del Norte. Para 2011 ya se hace referencia sistemática al término en relación con violencia y seguridad y luego se populariza para hablar de migración centroamericana.

Sin embargo, el término parece mucho más añejo y anodino, muy posiblemente tenga un origen comercial y se entroniza con la firma del Tratado de Libre Comercio entre México y el Triángulo del Norte (2001), que sería posterior al ya firmado con Costa Rica en 1995 y luego con Nicaragua en 1998. Al parecer el término se utiliza ampliamente en su veta comercial, algunos textos de 2009, dan cuenta de proyectos de exportación de Colombia al Triángulo del Norte y de tratados comerciales.

Curiosamente, la primera explicación que recibí era la correcta, el triángulo, se refiere a los tres países del norte de Centroamérica que se integraron al acuerdo comercial. Y ahora el término es de uso común, sin referencia a un autor o pensador iluminado.

Una vez dilucidado su posible origen toca considerar la pertinencia de hablar de Triángulo Norte en temas migratorios. Si bien los tres países del mentado triángulo actualmente están en el eje del debate migratorio, principalmente por la notoriedad que tuvieron las caravanas de 2018 y 2019, el término pasó a convertirse en un estigma para estos tres países.

Si se quiere definir al Triángulo Norte por sus características las opciones están a la vista: pobreza, violencia, impunidad institucional y migración. Pero estas características las tienen muchos países, también podrían aplicarse en la región para Belice, Nicaragua, Haití e incluso algunas regiones de México.

Centroamérica se caracteriza más bien por la heterogeneidad que por la homogeneidad y el término no hace justicia con los proceso migratorios diferenciados que se dan en estos tres países. En el caso de El Salvador, el detonador fundamental de la migración fue la guerra civil en la década de 1980 y hoy en día es la reunificación familiar y factores económicos. El 25 por ciento de la población es migrante, el índice de intensidad migratoria más alto de América Latina. Por tanto, ya no hay una presión demográfica, es más, la migración tiene ya un impacto negativo en el crecimiento de la población que es de 0.3. La dependencia de las remesas es muy fuerte, pero su impacto es menor por ser un país dolarizado, en total recibe 5 mil millones de dólares anuales.

Por su parte, en Guatemala más que la guerra civil fue la represión la que operó como detonador de la migración a México y Estados en la década de 1990, luego se pasaría del refugio a la migración económica y la reunificación familiar. El 7 por ciento de la población es migrante, considerablemente menos que El Salvador. Por otra parte, tiene un crecimiento de población anual de 2.2, por lo que la presión demográfica es un factor fundamental. No obstante, es una población migrante que tiende al retorno y a invertir sus ahorros. En total recibe por remesas 9 mil millones de dólares anuales.

En el caso de Honduras, la migración es mucho más reciente, tiene como detonador principal los problemas ambientales, consecuencia del huracán Mitch y es un fenómeno que se hace masivo en la primera década del siglo XXI y alcanza a 9 por ciento de la población. Los factores de expulsión son mixtos: económicos, políticos y sociales, entre ellos la violencia pandilleril y el narcotráfico. En este caso la presión demográfica es menor, tiene un crecimiento anual de 1.5. Y el país recibe 4 mil millones de dólares anuales por concepto de remesas, la mitad que Guatemala. Los migrantes hondureños son los principales protagonistas de las caravanas y de la migración juvenil, infantil y familiar. Al ser los últimos en llegar, tienen redes sociales poco consolidadas comparativamente con los salvadoreños y guatemaltecos.

El término Triángulo del Norte, además de ser un estigma, se refuerza con políticas públicas específicas para estos tres países, como la Alianza para la prosperidad del Triángulo Norte, que rompe con la dinámica de integración regional al excluir a otros países. Para colmo, México se hace eco de esta política estadunidense, con su Plan de Desarrollo Integral, que excluye a nuestro vecino Belice, a Nicaragua y los otros dos países que pueden ser parte de una solución regional integral: Costa Rica y Panamá.