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Enrique y Meghan renuncian de forma oficial a sus títulos reales

Isabel II apoya el deseo de la pareja de tener una vida independiente

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▲ En imagen del 19 de mayo de 2018, los duques de Sussex salen del castillo de Windsor después de su boda.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de enero de 2020, p. 5

Londres. Él era un playboy desenfrenado que sentó cabeza. Ella, una relajada actriz californiana que debió adaptar su estilo cuando se convirtió en duquesa. Enrique y Meghan se mostraron, desde su boda, incómodos con las obligaciones impuestas a la familia real británica.

El pasado 8 de enero ambos sacudieron la monarquía con la decisión de renunciar a sus funciones como miembros de primer rango y buscar progresivamente su independencia económica.

Tras una semana de negociaciones en privado, el palacio de Buckingham anunció ayer que como parte del acuerdo, ambos renuncian al título de alteza real y dejarán de recibir dinero de las arcas públicas.

Reconozco los trances que han tenido que pasar como resultado del intenso escrutinio en los últimos dos años, y apoyo su deseo de llevar a cabo una vida más independiente, explicó en otro comunicado la propia reina Isabel II.

Gracias a su imagen de modernidad, desenfado y compromiso con causas sociales, la joven pareja logró, desde su boda en 2018, enorme popularidad: abrieron una cuenta Instagram el 2 de abril y en menos de seis horas alcanzaron un millón de seguidores, batiendo un récord mundial.

Sin embargo, en los meses pasados no habían dejado de expresar su incomodidad con el estricto estilo de vida impuesto a los miembros de la realeza británica, escrutados con lupa por una prensa sensacionalista, a menudo despiadada con unos jóvenes que rompieron los moldes tradicionales.

A ambos nos apasiona querer cambiar las cosas para mejor, afirmó recientemente el príncipe, que antes de sentar cabeza era conocido como el miembro más disipado y problemático de la familia real.

Muchos guardan todavía en la memoria la imagen del adolescente con aire perdido que caminaba junto a su hermano Guillermo siguiendo el féretro de su madre, la princesa Diana, por las calles de Londres, en 1997.

Tercero al trono

Cuando nació Enrique, el 15 de septiembre de 1984, era tercero en el orden sucesorio, una posición que exigía un comportamiento ejemplar. Sin embargo, el enérgico pelirrojo confesó a los 17 años haber fumado cannabis, y su afición por las fiestas regadas de alcohol lo convirtió en una de las personalidades favoritas de la prensa amarillista.

Los tabloides publicaron innumerables fotos del joven príncipe, frecuentemente a la salida de bares y discotecas, así como en compañía de bellas jóvenes aristócratas, o de la que fue su novia en diferentes períodos, la zimbabuense Chelsy Davy.

En 2005 cometió un grave error al aparecer en una fiesta de disfraces vestido de oficial nazi. Tras aquel escándalo, este gran deportista, apasionado por el rugby, entró en la prestigiosa academia real militar de Sandhurst.

En 2008, tras una indiscreción de la prensa, se supo que se encontraba en misión en Afganistán, por lo que todo el país lo acompañó en su decepción cuando tuvo que ser repatriado de urgencia por motivos de seguridad.

A partir de ahí empezó a cosechar éxitos mediáticos como cuando fue testigo de honor en la boda de su hermano en 2011 o cuando un año después presidió la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres.

Pero lo que pareció transformarlo definitivamente fue conocer a la actriz Meghan Markle en 2016.

Hija de Thomas Markle, un director de iluminación de televisión que ganó un Emmy por su trabajo en la serie Hospital General, y de Doria Ragland, asistente social y profesora de yoga, Meghan nació el 4 de agosto de 1981 en Los Ángeles.

Meghan es por parte de madre, desciende de los esclavos negros de las plantaciones de algodón de Georgia, en el sur de Estados Unidos; de padre, de Roberto I de Escocia, que reinó entre 1306 y 1329.

Sus padres se separaron cuando ella tenía dos años y se divorciaron cinco más tarde.

Se graduó en teatro y relaciones internacionales en la Northwestern University, cerca de Chicago, tras lo cual pasó seis semanas haciendo prácticas en la embajada estadunidense en Argentina.

La actriz alcanzó la fama gracias a la televisión, trabajando en la serie Suits, sobre un bufete de abogados de Nueva York.

Antes de contraer matrimonio con Enrique estuvo casada con el productor Trevor Engelson, del que se divorció luego de dos años.

Viejos amigos la han acusado de haberlos dejado de lado a medida que iba progresando en la vida, y sus dos hermanastros, que no fueron invitados a la boda, le lanzaron críticas feroces, sugiriendo que se avergonzaba de ellos.

Su padre, que tampoco asistió a la ceremonia, acaparó las portadas de todo el mundo tras prestarse a escenificar unas fotos para unos paparazzi.

Desde que se convirtió en duquesa de Sussex, Meghan, que cultivaba un estilo informal californiano de shorts y sandalias, tuvo que acostumbrarse a las reglas de vestir de la monarquía británica: medias de color carne o neutro, esmaltes de uñas discretos y vestidos por debajo de la rodilla.