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Vox Libris
Antología del modernismo mexicano: 1884-1921
Periódico La Jornada
Domingo 19 de enero de 2020, p. a12

Los poemas que José Emilio Pacheco (1939-2014) reunió en esta antología son de un periodo que no está marcado por la política, sino por las hazañas de la literatura. El modernismo es un mundo poético que convoca imágenes, músicas verbales, realizaciones que son nuestro mejor acceso al espíritu de una época. Con autorización de Ediciones Era y El Colegio Nacional, La Jornada ofrece a sus lectores un fragmento de Antología del modernismo mexicano: 1884-1921, cuya introducción, selección y notas son de la autoría del ganador del Premio Cervantes de Literatura 2009, de quien el 26 de enero se cumplirá su sexto aniversario luctuoso.

Salvador Díaz Mirón

Música fúnebre

Mi corazón percibe, sueña y presume. Y como envuelta en oro tejido en gasa, la tristeza de Verdi suspira y pasa en la cadencia fina como un perfume.

Y frío de alta zona hiela y entume, y luz de sol poniente colora y rasa, y fe de gloria empírea pugna y fracasa como en ensayos torpes un ala implume.

El sublime concierto llena la casa; y en medio de la sorda y estulta masa, mi corazón percibe, sueña y presume.

Y como envuelta en oro tejido en gasa, la tristeza de Verdi suspira y pasa en la cadencia fina como un perfume.

Diciembre de 1899 / Lascas, 1901

Música de Schubert

Crin que al aire te vuela, rizada y bruna, parece a mis ahogos humo en fogata; y del harpa desprendes la serenata divinamente triste, como la luna.

Y del celo ardoroso despides una fragancia de resina; y él te dilata ojo que resplandece con luz de plata, como en la sombra el vidrio de la laguna.

Mas tu marido llega, con su fortuna, nos dice dos lisonjas, va por su bata, y al dormido chicuelo besa en la cuna. Y mientras que te tiñes en escarlata, crin que al aire te vuela, rizada y bruna, parece a mis ahogos humo en fogata.

Lascas, 1901

Amado Nervo

El violoncello

El violoncello sufre más que el violín; la viola lo sabe y no lo dice cuando se lo pregunto: se lo veda la divagación del contrapunto que su motivo a sabia complejidad inmola.

El violoncello dijo su leitmotiv, y sola predominó en la orquesta su angustia; mas al punto los cobres la envolvieron en escándalo, y junto a sus discretas quejas abrieron la corola.

El violoncello sufre más que el pausado trío cordal que glosa su alma (¿verdad, Rubén Darío?) y será salvo a causa de sus penas divinas; más seguirá llorando su aspiración ignota, mientras que en el pentágrama de Dios no haya una nota que por él morir quiera coronada de espinas.

Foto
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Poemas, 1901

José Juan Tablada

Li-Po

Li-Po, uno de los ‘‘Siete sabios en el vino”, fue un rutilante brocado de oro…

Como un taza de jade sonoro su infancia fue de porcelana su loca juventud un rumoroso bosque lleno de bambús Llenos de guerras y de misterios.

Rostros de mujeres en la laguna ruiseñores encantados por la luna en las jaulas de los salterios.

Luciérnagas alternas que enmarañaban el camino del poeta ebrio de vino con el zig zag de sus linternas. Hasta que el poeta cae como pesado tibor y el viento le deshoja el pensamiento como una flor. Un sapo que deslie sonoro de confusiones parangón y un grillo que ríe burlón…

Un pájaro que trina
musical y breve
como una ocarina
en un almendro
florido de nieve

Mejor viajar en palanquín
y hacer un poema sin fin
en la torre de Kaolín de Nankín.

Guiado por su mano pálida
es gusano de seda el pincel
que formaba en el papel
negra crisálida

De misterioso jeroglífico
de donde surgía como una flor
un pensamiento magnífico
con alas de oro volador
Sutil y misteriosa llama en
la lámpara del ideograma.

Los cormoranes de la idea
en las riberas de la meditación
de los ríos azules y amarillos
quieren con ansia que aletea
pescar de la luna los brillos..

Pero nada coge en sus picos
que rompen el reflejo del astro
en azogados añicos de nácar y alabastro.

Y Li-Po mira inmóvil como la laca bruna
el silencio restaura la perla de la luna.

la perla de la luna

La luna es araña
de plata
que tiende su telaraña
en el río que la retrata

Y Li-Po
el divino
que se bebió
a la luna
una
noche en su copa
de vino

siente el maleficio
enigmático
y se duerme en el vicio
del vino lunático

¿Dónde está Li-Po, que lo llamen
manda el Emperador desde su Yámen

Algo ebrio por fin
entre un femenino tropel
llega el poeta y se inclina;
una concubina
le alarga el pincel (...)
cargado de tinta de China,
otra una seda fina
por papel
y Li
escribe así:

So
lo
estoy
con mi
frasco
de vino
bajo un
árbol en flor (...)