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Gracias por Leonard Cohen
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Periódico La Jornada
Sábado 18 de enero de 2020, p. a12

Mueve a ensoñación. Conduce a un estado contemplativo. Otorga paz de espíritu. Cobija. Prodiga tranquilidad.

El disco póstumo de Leonard Cohen, titulado Thanks for the dance, posee gran belleza, fuerza anímica, gracia y poesía, alta poesía.

Se publicó en noviembre. Su llegada a México es un acontecimiento.

Es la culminación de una vida, de una obra, de un estilo e idea.

La palabra ‘‘despedida” ya quedó atrás. La palabra ahora es: gracias.

Y repetida tres veces la convierte en mantra.

El monje budista Leonard Cohen se encargó de encaminar esta obra, Thanks for the dance, en las últimas horas que le regaló la vida, suficientes para dictar a su hijo, Adam, las instrumentaciones, atmósferas, emociones e ideas a compartir.

Dejó maquetas, bocetos, algunas piezas ya completadas, otras por terminar, como tantas cosas pasan y quedan pendientes en una vida, pendientes de una vida.

El resultado: un ave azul del tono de los frescos de Giotto. Vuela lenta, gigantesca sobre el horizonte.

Thanks for the dance está lleno de colores bellos:

Thanks for the dance
(…)
One, two, three, one, two, three, one
(…)
As a decent
We´re joined in the spirit
(…)
It was fine, it was fast
We were first, we were last
in line at the Temple of Pleasure
But the green was so green
and the blue was so blue
I was so I
And you were so you
The crisis was light
As a feather
Thanks for the dance
(…)
It was fun
Thanks for all the dances
One, two, three, one, two, three, one
(…)
Thanks for all the dances
one two three one two three one

Gracias por bailar, canta Leonard Cohen: Fue tan divertido, entona: todo sucedió tan rápido y fuimos los primeros y los últimos formados en el Templo del Placer y el azul era tan azul y el verde tan verde y yo tan yo y tú tan tú. Todo grácil, como pluma. Gracias por bailar. Gracias por todos los bailes. Un dos tres un dos tres un…

Bello, muy hermoso el sentimiento que prodiga la escucha de este disco tan pleno de gracia como un mantra mágico.

Nueve composiciones. Una miríada. Miríada: nombre femenino que se otorga a una cantidad muy grande, imposible de calcular o de limitar de la cosa que se expresa, dice el diccionario.

Nueve nada más. Suficientes. Las piezas numeradas 4 y 8 condensan la belleza del disco completo: Thanks for the dance, la pieza 4; y The Hills, la pieza 8.

The Hills:

For this in a second
Our lives will collide
The endless suspended
The door opened wide

And she will be born
To someone like you
What I left undone
She will certainly do
(…)
And that is the longing
And that is the hook

En un instante, canta Leonard Cohen, nuestras vidas colisionan suspendidas en el sinfín de las puertas abiertas de par en par.

El monje budista anuncia la transición, la rencarnación debida. La evolución. Las distintas vidas que un budista puede vivir. Ir y volver. Ponerse en el inicio del camino. Ella, el ave azul Giotto, está seguro Leonard Cohen, culminará las obras que dejamos inconclusas. Porque ese es el anhelo. Ese es el misterio.

And that is the longing
And that is the hook

A la obra inicial de este álbum, titulada Happens to the heart, salpicada de versos tan bellos como este: ‘‘There’s a mist of summer kisses”, le sigue una pieza que sigue a su vez la lógica de los sonetos de William Shakespeare: Moving on, con más colores:

Now you’re gone, now you’re gone
As if there ever was a you
Queen of lilac, Queen of blue

Y el siguiente capítulo del disco es un cuento erótico, The Night of Santiago:

I touched her sleeping breasts
They opened to me urgently
Like lilies from the dead
Behind a fine embroidery
Her nipples rose like bread
Then I took of my necktie
And she took of her dress
(…)
And for now
And soon, there’s sand in every kiss
And soon, the dawn is ready
And soon, the night surrenders

El disco póstumo de Leonard Cohen contiene los ingredientes que lo hacen desde hace muchos discos un músico inmortal: alta poesía, aroma de trovador, instrumentaciones exquisitas, voces femeninas en contrapunto, armonía y complicidad con la voz guturaldel poeta.

Thanks for the dance resultó en un algo más hermoso aún que el disco último que completó Leonard Cohen: You want it darker, en cuya presentación, poco antes de morir, dijo ante los reporteros:

Listen to the hummingbird
Whose wings you cannot see
Listen to the hummingbird
Don’t listen to me

y extendió la metáfora a las mariposas:

Listen to the butterfly
Whose days but number three

Esos versos cierran su disco póstumo.

Monje budista al fin, Leonard Cohen preparaba el camino: para los budistas, cuando morimos, dejamos de ser orugas, nos salen alas y volamos, libres. Y después volvemos. Como el ave azul y el verde tan verde y el yo tan yo y el tú tan tú y el ritmo del vals para el baile:

un dos tres un dos tres un…

En la pieza titulada It’s Torn, encadena versos en ritmo hipnótico:

I see you in windows that open so wide
There’s nothing beyond them and no one inside
You kick off your sandals and shake out your hair
The salt on your shoulders like sparks in the air
There’s silt on your ankles and sand on your feet

Y baila Leonard Cohen y canta: un dos tres un dos tres un…

Entona: te desprendes graciosamente las sandalias y revuelves tu melena. Los granos de sal de tus hombros se esparcen luminosos en el aire.

Parafrasea El Cantar de los Cantares (hay miel y leche bajo tu lengua…): hay limo en tus tobillos y arena en tus pies.

Los colores, el baile, lo ligero, lo ingrávido, y la arena, son las constantes en la poesía de este disco. Hay arena en sus versos como hay colores en su música e ingravidez en el alma.

Hay belleza, mucha belleza en este disco. Voces de ángeles ululan mientras el poeta gutura. Y el alma baila. Sin fin:

un dos tres un dos tres un…

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