Opinión
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Ciudad perdida

Morena en manos de Lu...évano

A

hora queda más claro que nunca que en Morena las ideas del socialismo –del que tanto se le acusó– sólo vivían en la calenturienta mente de sus adversarios. La iniciativa de ley que busca inmiscuir a las iglesias en las tareas de gobierno así lo demuestran.

Se pretende dar muerte al Estado laico para dar paso a un Estado que puede adoptar como propia una determinada religión y concede privilegios a sus fieles respecto de los creyentes de otras religiones, y de los no creyentes, como explican Bobbio, Matteucci y Pasquino en su diccionario de política.

Pero además, en el caso de Morena, anuncia la división y muerte de ese partido, porque si bien es cierto que está hecho de chile, dulce y manteca, también lo es que muchos de sus militantes piensan más allá de la mera justicia social para girar el timón a un puerto más cercano al socialismo, y desde luego fuera de los dogmas de las iglesias.

Para estos grupos la Iglesia en las tareas de gobierno, o sin la separación que hoy ordena la Constitución Política de México es sólo ponerle sotana al neoliberalismo, lo cual resulta inaceptable, y ahora sí empiezan a pensar en poner un freno a las ambiciones del clero, se llame como se llame, cuando menos en el partido.

El presidente López Obrador tuvo que salir, ayer por la mañana, a rechazar la idea de cambiar con ese objetivo la Constitución, y qué bueno que lo haga, pero para evitar esas confusiones que desde luego le dañan en lo político, sería mejor que llamara a cuentas al senador de Morena Ricardo Monreal, mentor de la senadora zacatecana María Soledad Luévano Cantú, quien se dice dueña de la idea.

Tal vez eso sea cierto, pero la larga carrera partidista de la senadora nunca apuntó hacia un destino de tan profundo calado político. Su trabajo dentro de la política, si así podríamos llamarlo, se inicia en el PRI, en 1987, dentro del área de finanzas, de donde nunca ha salido, ni siquiera cuando Monreal actuó de gobernador, por lo que hay serias dudas de que de la cabeza de esta señora hubiera emanado tal iniciativa.

No obstante, para Ricardo Monreal –el chucho de Morena– la iniciativa abrió la posibilidad de crear una nueva confusión en el gobierno de López Obrador, lo que ya ha hecho en otras ocasiones, y con ello señalar algunas de las contradicciones que se pueden apreciar en el gobierno federal.

Para ese senador, la muerte de 250 mil mexicanos en la guerra cristera no le recuerdan nada. El choque entre el gobierno y la Iglesia se extendió tres años, de 1926 a 1929, y la Constitución en su artículo 130 no fue modificada.

Hoy las intenciones de Monreal parecen uno más de sus trucos, porque frente a la historia y la opinión de la mayoría, parece que no tendría fortuna la supuesta intención de matar la ley, sino más bien crear un nuevo escándalo que impacte en la figura de López Obrador.

Por lo pronto, si acaso existiera Morena como partido, ya era hora de que se expulsara a la senadora, que más bien debería militar en Acción Nacional o ser parte del ala más conservadora del partido que le dio vida política: el PRI.

Y hay otra opción: la señora Luévano podría retirar la iniciativa que daña al Presidente, que dividirá aún más a Morena y que abre un horizonte muy peligroso para el país, porque ni los más retrógradas sentimientos de los mandatarios pasados en sus más de tres décadas de dominación se atrevieron a plantear un disparate como el que propone la experta en finanzas públicas.

México se ha ganado el derecho de dar al laicismo lo que del laicismo es, y ha otorgado a la Iglesia el derecho que el culto demanda, es decir: al césar...

De pasadita

Ayer, como ya habíamos adelantado, no se presentó Miguel Ángel Vásquez al juzgado que le corresponde, ya que aún cuenta con la protección de un amparo, pero muy pronto podría ser acusado de nuevo cargos.