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Con Girl Power, Argentina abre la inclusión de mujeres en conciertos de rock
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▲ La cantautora Julieta Venegas, quien radica en Buenos Aires, se presentó en el festival.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de diciembre de 2019, p. 6

Buenos Aires. No faltan bandas de chicas, faltan festivales.

Con esta consigna, cerca de una veintena de cantantes y bandas de rock se presentaron ayer en el festival de música Girl Power, espacio feminista que surgió en 2018 en Argentina como alternativa a los certámenes tradicionales en los que la presencia de mujeres es mínima o nula. Fue también el ámbito que dio un fuerte impulso a una ley inédita recientemente sancionada por el Congreso, que impone un cupo femenino para actividades musicales.

“Acceder a cualquier lugar por un cupo es lamentable, pero es un fast forward (avance rápido) a una mirada a antigua y hermética”, dijo Paula Maffia, una de las promotoras de la iniciativa legislativa y protagonista de la jornada musical en el complejo Ciudad Cultural Konex de Buenos Aires.

Votada en un contexto de avance de las causas feministas, la nueva ley establece que los festivales de música de cualquier género sean privados o públicos, deben incluir 30 por ciento de artistas mujeres, ya sea solistas o en agrupaciones. En caso de incumplimiento, los organizadores deberán pagar una multa equivalente a 6 por ciento de la recaudación bruta.

Argentina es un país con marcadas desigualdades de género en la música.

En el registro nacional de este tipo de creadores, 80 por ciento de los 37 mil 346 inscritos hasta mediados de 2018 son hombres. Esta disparidad se hace particularmente evidente en el rock, donde muy pocas artistas pudieron entrar en escenarios dominados por bandas y artistas masculinos como Soda Stereo, Charly García, Fito Páez o Andrés Calamaro, entre otros.

Hay algo en la institución del rock argentino que no ha dejado lugar a las mujeres como autoras. Ha sido un poco mezquino con esa participación, opinó Maffia. “Las mujeres a las que se ha permitido participar lo hicieron en calidad de musas o coristas. Por supuesto, se ha incentivado mucho su inclusión, especialmente de jóvenes, detrás de los camarines, llamadas groupies, como si no existieran fanáticos varones de este tipo”.

Las músicas deben lidiar muchas veces con las actitudes machistas de sonidistas y técnicos que creen que por ser mujer no puedes tocar tus instrumentos ni sabes cómo se enchufan ni nada técnico porque suponen que tu cerebro sólo piensa en cómo cocinar arroz y darle la teta a bebes, describió Maffia. “O soportar en las entrevistas preguntas prejuiciosas que no se les hacen a los hombres, como ‘¿por qué son todas mujeres?’ o suponer que por ser una banda de mujeres somos lesbianas o no nos llevamos bien”.

La mexicana Julieta Venegas, radicada en Buenos Aires desde hace un par de años, abrió el festival, el cual no se limita a la música, sino que dio espacio a talleres de discusión y debate, feria, clases de autodefensa y de twerk, un tipo de danza que se baila con reguetón y hip hop.