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Marcador global de 2-2

Con dosis de angustia, América logra el boleto para la final ante Monterrey
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▲ Los jugadores del América festejan el segundo tanto, conseguido por Federico Viñas.Foto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de diciembre de 2019, p. 2

Fue obra de la inspiración o del orgullo. Pero fue algo más que futbol lo que detonó dentro del América para volver a remontar una serie en desventaja y conseguir el boleto a la gran final de la Liga Mx contra Monterrey, a realizarse cuando éste regrese del Mundial de Clubes. Con dos goles en contra en el juego de ida, supo seguir la fantasía para vencer 2-0 a Morelia y empatar en el marcador global, por lo que avanzó gracias a su mejor posición en el torneo Apertura 2019.

La trama con la que llegó América a esta semifinal le imprimió la firme confianza de que ningún marcador es inquebrantable. No era el gol de diferencia que tenía en cuartos de final ante Tigres y que remontó para estar aquí, sino dos tantos. Una roca más pesada todavía que empujar en una cuesta aún más inclinada.

No había nada que pensar. América volvió a salir con la disposición a no ceder un ápice del terreno. Lo del conjunto de Miguel Herrera era tirar al frente, sin temor a nada.

Morelia, en cambio, fue un equipo timorato, sin el filo que mostró en su eliminatoria ante León ni frente a América en el duelo de ida. La ventaja no le servía de dique para contener el orgullo de los locales.

Apenas pusieron a rodar la pelota y se metieron al área de Monarcas, Henry Martín cayó como si Shaggy Martínez lo hubiera jalado. Nerviosismo ante la posibilidad de un penal tan temprano. Pero tras preguntar al VAR el árbitro Luis Enrique Santander consideró que el americanista se había desmadejado con maña.

Morelia tardó casi un cuarto de hora en poner algo que pudiera amenazar a las Águilas, con una llegada en la que tres jugadores intentaron, uno por derecha, otro por el centro y uno más por izquierda, pero que para fortuna local la pelota dio en las manos de Guillermo Ochoa, no sin cierto dramatismo.

La desesperada fuerza de los americanistas corría el riesgo de tornarse ansiedad mientras avanzaban los minutos y no abrían el marcador. Más cuando tuvieron el primer tanto tan cerca y se arruinaba la posibilidad. La más inexplicable cuando Andrés Ibargüen mandó un trazo desde la izquierda y Henry Martín disparó con una furia que cimbró el travesaño, la pelota picó entonces apenas rebasada la línea, pero el angustiante primer tanto no fue validado por presunta posición fuera de juego.

El gol siempre estuvo rondando en favor de los locales. Lo consiguieron en un descuido de la defensa de Monarcas. En una escapada de Ibargüen por izquierda, con la urgencia del tanto, envió el centro apenas miró la llegada de Renato Ibarra, quien prendió el balón sin dudar directo al arco y con un ligero desvío de un zaguero logró la primera anotación al minuto 37.

El estadio Azteca convulsionó como hacía tiempo no se veía. Después del estruendo, el autor del gol pidió su salida y fue retirado en camilla.

Los jugadores del Morelia quedaron pasmados. Era tan distinto el escenario con el que llegaron a la cancha, que tardaron en tragar ese trozo de realidad. Y enseguida, un América envalentonado volvió a provocar estragos a Monarcas. Un ataque colectivo desequilibró la defensa y Roger Martínez envió un centro adonde aguardaba Federico Viñas, quien resolvió de palomita para meter el segundo al minuto 44 y dejar el 2-0.

El partido aún no se definía al llegar el intermedio. El global 2-2 beneficiaba al América por mejor posición en el torneo, pero un gol de Morelia lo obligaba a conseguir un par de tantos más para avanzar.

Esa fragilidad de ambos equipos los obligaba a salir a dejarse la piel en la cancha. América otra vez sufría esa premura. Viñas la sintió como una descarga eléctrica, pero esta vez le jugó una mala pasada, pues tuvo el tercero, pero la impaciencia le torció el disparo que dio en el poste.

Lo que nadie esperaba es que esto se convirtiera en una escalada para los nervios. Una falta, el cobro que llegó al área y, tras un remate de Fernando Aristeguieta, José Ortiz aprovechó para empujar el balón a las redes. El silencio fue espeluznante. Esto significaba que América necesitaba dos goles más para avanzar a la final, pero la revisión de la jugada terminó por anular el tanto y el estadio estalló de júbilo.

La respuesta abonó a este delirio. Tras una acción accidentada, Roger Martínez tiró desde fuera del área y venció al arquero de Monarcas. Parecía el tercero, pero Santander otra vez tuvo que acudir al VAR para revisar la jugada y de nuevo anuló la anotación, esta vez por las Águilas. El péndulo podía hacer añicos a cualquiera sobre la cancha.

Una tensión incontrolable se percibía entre las más de 60 mil personas que acudieron al estadio. Esto podía irse por el camino de la gesta heroica o por el de las ilusiones perdidas. Las manos cubrían bocas, comportamientos erráticos entre el público americanista. Miraban el reloj para apresurar el tiempo y terminar con esa angustia. Ochoa abonó lo suyo al detener el último remate de cabeza que iba adentro de su portería.

Y el silbatazo llegó; un año después, América está otra vez en la gran final.

Pesó el estadio: Guede

Pablo Guede, entrenador de Morelia, reconoció que pesó el estadio y no lograron repetir las condiciones del primer juego.

Muy poca cosa es decir que pesó el escenario. Es un gran equipo que no pudimos contrarrestar. No pudimos mantener la pelota, muchas veces por nuestra negligencia.

Sobre la anulación del tanto por fuera de lugar, no se opuso a la decisión arbitral. Yo no festejé, pues apenas entró me di cuenta de que algo andaba mal.

Miguel Herrera, técnico del América, celebró la respuesta de sus jugadores, pues a pesar de tener que definir con marcadores en contra, consiguen sus propósitos.

Me pasa por la cabeza la actitud de los jugadores, podemos tener un día malo, pero no les importa, salen a conseguir sus objetivos, comentó el Piojo, quien buscará su tercer campeonato de liga con las Águilas.

“No estamos para callar bocas, sino para cumplir exigencias. Este equipo es el más exigente del futbol mexicano, desde que inicia el torneo tenemos la exigencia del título.

“Hace unas semanas especulaban si yo me iba del equipo. A veces no me sale un partido, pero sigo con mi trabajo.

Las remontadas hacen sufrir mucho. Estaríamos más tranquilo si las fases las resolviéramos de forma más cómoda, pero nos ha tocado así y vamos logrando los objetivos.