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Golpe de Estado en Bolivia
Viaje por la política de AL
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▲ El canciller Marcelo Ebrard con el ex presidente de Bolivia Evo Morales, al llegar al antiguo Hangar Presidencial del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de noviembre de 2019, p. 8

Con la finalidad de que el ex presidente de Bolivia Evo Morales llegara a México, la cancillería tuvo que sortear al menos en cuatro ocasiones los obstáculos ante el paso de la aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana; primero en Bolivia, donde se rechazó la entrada cuando el avión ya sobrevolaba su territorio, además posteriormente le negaron permiso para pasar por su espacio aéreo de regreso, así como complicaciones en Perú y Ecuador. Para lograrlo, se requirió la ayuda de los gobiernos de Paraguay, Argentina y Brasil.

El periplo, relató el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, incluyó cambios de rutas de última hora. Todo un viaje por la política latinoamericana.

La primera parada del avión Gulfstream 550 con matrícula XC-LOK fue en Lima, Perú, donde se esperó la autorización de funcionarios bolivianos para aterrizar en dicho país, en medio de un proceso complejo, porque no estaba claro quién decide qué.

Cuando se contó con la autorización y el avión sobrevolaba Bolivia, informaron al cuerpo diplomático mexicano que el permiso ya no era válido, por lo que retornó a Lima, donde esperó varias horas más.

La embajadora de México en ese país, el subsecretario para América Latina y el propio canciller gestionaron de nuevo los permisos que otorgó finalmente el comando de la Fuerza Aérea Boliviana.

Al intentar regresar a las siete y media de la tarde por la misma ruta, el gobierno de Perú comunicó a Ebrard que, por valoraciones políticas, se suspendía el permiso para recargar combustible en ese país, como se tenía previsto.

Durante la espera en el aeropuerto, cuando Evo Morales ya estaba a bordo, se mantenían en la terminal simpatizantes del ex mandatario y elementos de las fuerzas armadas, lo que generó un ambiente tenso. Fue el peor momento, indicó Ebrard.

La alternativa fue un plan B en Paraguay. A su vez, el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, también gestionó con el presidente paraguayo que se permitiera el arribo del avión mexicano.

Con la intervención nuevamente de la embajadora mexicana, se logró la autorización del despegue desde Bolivia y por un milimétrico espacio se dio la salida.

Las dificultades del viaje no concluyeron ahí. Ya en Asunción, Paraguay, y tras contar con el aval de Perú sólo para sobrevolar su espacio aéreo, y de Ecuador para recargar combustible en Guayaquil, Bolivia se negó a permitir que sobrevolará por su espacio aéreo.

Fue el gobierno de Brasil el que permitió volar sobre su territorio, rodear Bolivia y llegar a Perú. Después, las autoridades ecuatorianas advirtieron que el permiso que habían otorgado sería nuevamente revisado, pero finalmente lo concedieron, sin haber después más complicaciones con un viaje que siguió sobre aguas internacionales.