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La institución debe democratizarse

Ordorika: el obsoleto proceso para designar al rector de la UNAM inhibe la participación

Todo mundo sabe que al final de cuentas sólo los integrantes de la junta de gobierno van a decidir, señala el ex líder estudiantil

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▲ En la máxima casa de estudios hay una comunidad muy madura que está acostumbrada a la discusión racional y la reflexión para plantear cambios a la ley orgánica, considera Imanol Ordorika.Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de octubre de 2019, p. 35

La falta de una amplia y entusiasta participación de la comunidad universitaria en el actual procedimiento de designación del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es una consecuencia de lo obsoleto y antidemocrático que es el proceso mismo, considera Imanol Ordorika Sacristán, uno de los líderes del movimiento estudiantil de 1987. Cuando no te queda claro qué tan importante es tu opinión para la decisión que se tomará, no hay motivación para tomar una actitud participativa, opina.

El sistema de designación vigente, en el que 15 integrantes de la Junta de Gobierno exploran la opinión de los universitarios y luego deliberan y deciden en privado quién será el rector para el periodo 2019-2023, no incentiva a la comunidad a la participación, porque todo mundo sabe que a final de cuentas sólo las personas de la junta van a decidir.

El integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM explica –como parte de una serie de entrevistas que La Jornada publicará respecto del relevo en la casa de estudios–, que desde hace décadas hay sectores de universitarios que cada cuatro años –cuando se designa al rector– plantean críticas al sistema de designación de las autoridades en la institución.

En su visión, el gran problema es que el procedimiento de designación “a final de cuentas se reduce a un conciliábulo –la Junta de Gobierno– que toma decisiones con base en argumentos, presiones e intereses que el conjunto de los universitarios no conocemos. Por ponerlo en pocas palabras: el proceso no es democrático”, señala.

Para el también director general de Evaluación Institucional de la UNAM, un error que han cometido quienes quieren transformar el procedimiento para nombrar a las autoridades es que hacemos la crítica en un momento en que no es posible generar los cambios porque el proceso se está llevando a cabo. Al respecto señala que conseguir la democratización es una tarea que tenemos que empujar para el cuatrienio, para que se pueda desarrollar y construir a partir de un profundo debate la universidad.

Considera que sea quien sea la persona que quede frente a la UNAM, tendríamos que hacerle este planteamiento para tratar de obtener el compromiso de abrir esta discusión con toda la seriedad que se necesita.

En su opinión, es indispensable la discusión sobre la necesidad de que los mecanismos de toma de decisiones en al Universidad Nacional se abran a la participación de los universitarios, porque en la casa de estudios hay una comunidad muy madura, acostumbrada a la reflexión, a la discusión racional, que podríamos asumir cambios incluso del marco de la ley orgánica vigente.

El país ha cambiado desde antes del primero de julio de 2018, sentencia, y no es posible que la UNAM siga impermeable a los cambios.