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Paola Longoria acumula 100 títulos

Cuando el aburrimiento me amenaza, recuento mis logros y planteo nuevas metas

Tras perder el invicto de más de tres años, la raquetbolista confiesa que tuvo momentos oscuros y debió recordar que no es una máquina

 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de octubre de 2019, p. a10

De pronto, Paola Longoria teme al aburrimiento. Al cansancio de una larga rutina de triunfos fraguados con demasiado sacrificio. Una meta tras otra cumplida como si fueran peldaños en una escalera monótona. Pero cuando el tedio amenaza, entonces voltea y ve todo lo que ha conseguido en su carrera como raquetbolista. Impuso un récord de tres años y ocho meses invicta en la gira profesional, con 152 victorias ininterrumpidas; tras perder esa racha, estableció como meta mantenerse de número uno de la clasificación mundial, donde nadie la ha movido en una década; diez años de campeona indiscutible. Cada objetivo alcanzado, la obliga a plantearse uno nuevo y apuntó entonces a convertirse en la máxima ganadora de medallas de oro panamericano en México y en Lima 2019 llegó a nueve preseas y piensa que puede alcanzar el siguiente ciclo. Después, se concentró en lograr los 100 títulos como profesional. Paola ahora debe reinventar su próxima misión, porque asegura que aún quedan territorios por conquistar.

El retiro aún no está en su horizonte

Aún quedan metas por conseguir, por el momento no veo en el horizonte el retiro, dice una apresurada Paola, pues tras conseguir las 100 coronas en su carrera hace una gira promocional.

Estoy muy contenta por los cien cetros, la verdad es que cuando miro a la juvenil que soñaba con una medalla de Olimpiada Nacional, me sorprende cuando hago el recuento de lo que he logrado en más de una década de carrera, agrega.

Después de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Paola estaba a dos victoria de alcanzar el centenario triunfal. Consiguió la victoria 99, pero cuando estaba todo listo para celebrar la 100, perdió en Virginia. La derrota llegó para agregar dramatismo al reto que buscaba, pero al mismo tiempo para devolverle humanidad, recordar que Paola la que siempre ganaba, ahora también puede perder y seguir adelante con sus propósitos, apenas con un ligero raspón.

Olvidé que soy humana

Cuando me acostumbré sólo a ganar olvidé que soy humana, confiesa la de San Luis Potosí; pero perder me recordó que no soy una máquina, las derrotas me dejaron aprendizajes; para empezar, cuando perdí por primera vez en años ya no sabía cómo afrontarlo y tuve que enseñarme que eso sirve para renovar. Me cansó y a veces me duele el cuerpo, también me aburro, pero entonces sale de mí un instinto por ganar siempre.

La cifra cien llegó en el Abierto de Estados Unidos, pero no estuvo ausente de drama. Un día antes, Paola perdió en el duelo de dobles, algo que no le había ocurrido, ante dos juveniles mexicanas que se empiezan a abrir paso con firmeza, Monserrat Mejía y Alexandra Herrera. Parecía un preámbulo necesario para darle mayor suspenso. Pero un día después, el 6 de octubre, Longoria no dilató más para lograr lo que todos esperaban, alcanzar 100 títulos de profesional.

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▲ La mexicana Paola Longoria se ha mantenido por una década como la número uno mundial del raquetbol.Foto Jam Media

No ha sido fácil aprender, cuenta Longoria; hay que saber manejar la presión cuando todos están esperando a que gane. Al principio fue duro, pero también hay que aprender a manejar la frustración, las derrotas, sólo así uno renace y se plantea nuevos objetivos.

Paola recuerda los días difíciles que vivió después de perder el invicto de tres años y ocho meses, el 20 de octubre de 2014. Siempre supo que un día ocurriría, pero si desde 2011 se había vuelto imbatible, no sabía cómo lo viviría. Fueron momentos oscuros, de profunda decepción, incluso de pensar en el retiro, pese a que era muy joven.

El trabajo con su sicóloga fue fundamental. Porque a partir de entonces restó presión a su carrera y aprendió a vivir más ligera, a disfrutar la parte lúdica del deporte. Fue como si al dejar el récord, descubriera otras posibilidades que le brindarían nuevo entusiasmo.

Quiero recuperar los títulos que recientemente perdí, como el Mundial y el Nacional, se plantea; seguir con otras metas, dejar un legado. Ya tengo mi primera escuela pública de raquetbol en San Luis Potosí, para que niñas y niños puedan practicar este deporte como parte de la clase de educación física, soy la embajadora mexicana de esta disciplina y quisiera verla en Juegos Olímpicos.

Después de los Juegos Panamericanos de Lima, al subir al podio le dijo a su compatriota y compañera de equipo Samantha Salas: ¿Nos aventamos para Santiago 2023? Parecía una locura, pues al terminar su tercer ciclo del torneo continental, pensar en un cuarto puede antojarse imposible. Pero Longoria y Salas piensan que pueden llegar todavía con altas posibilidades de lograr algo histórico.

Más allá de eso, es posible que no exista horizonte para las raquetbolistas mexicanas. El deporte en el que México es una potencia, no es parte del programa del Comité Olímpico Internacional.

Portará antorcha olímpica

Por esa razón, la invitación para que Paola porte la antorcha en el recorrido rumbo a Tokio 2020 tiene un halo simbólico. La máxima exponente de la disciplina no puede competir en la mayor vitrina deportiva del mundo.

Algo parecido a lo que vivió Lorena Ochoa, la golfista que se retiró en 2010 cuando era la número uno del mundo, pero que no pudo cumplir su sueño de representar a México en el golf olímpico; la disciplina regresó al programa del COI hasta 2016.

Una vez me dijo Lorena Ochoa que tal vez me pasaría lo mismo que a ella, recuerda Longoria; “estar en la cima, sin competir en Juegos Olímpicos, y cuando por fin sea posible, tal vez ya no me tocaría. Yo con tal de que mi deporte llegue a ser parte del programa del COI, me sentiré realizada ".