Sociedad y Justicia
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Entrega la UNAM 10 honoris causa

Entre los investidos están Rolando Cordera, Alejandro González Iñárritu, Alicia Bárcena, Julia Carabias, María Elena Medina-Mora Icaza y José Antonio de la Peña Mena

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▲ Enrique Graue, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (centro), entregó ayer el grado de doctor honoris causa a 10 personalidades de las artes y las ciencias. La ceremonia de investidura se efectuó en la sala Nezahuacóyotl del Centro Cultural Universitario en CU.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de septiembre de 2019, p. 37

Por sus excepcionales méritos y contribuciones al desarrollo y engrandecimiento de las ciencias, las humanidades, el arte, la pedagogía, las letras y la cultura, que han ayudado a mejorar las condiciones de vida y el bienestar de la humanidad, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) otorgó ayer el grado de doctor honoris causa al economista Rolando Cordera Campos, al cineasta Alejandro González Iñárritu, a la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, Alicia Bárcena Ibarra, a la bióloga Julia Carabias Lillo, a la investigadora en salud mental María Elena Medina-Mora Icaza, al matemático José Antonio de la Peña Mena, al geólogo y geofísico Donald Bruce Dingwell, al jurista Vincenzo Ferrari, al ingeniero Roberto Meli Piralla y a la astrónoma Sandra Moore Faber.

En la ceremonia de investidura, celebrada en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los acontecimientos del 25 y 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, y en demanda de la localización de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos esa noche y la correcta impartición de justicia.

Desde hace 109 años, la universidad ha entregado doctorados honoris causa a poco más de 200 hombres y mujeres de cuatro continentes, a los que se les impone toga y birrete, y se les entrega un diploma que acredita su nombramiento. A nombre de los galardonados, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Alicia Bárcena, agradeció a la máxima casa de estudios y a su comunidad la distinción. Y expresó que la UNAM es lo mejor de México y que el honor que les concede los interpela a dar lo mejor de sí mismos y los compromete a inspirar a las nuevas generaciones a luchar por las ciencias y las artes.

La bióloga graduada en la UNAM y maestra en administración pública por la Universidad Harvard dijo que en un mundo fragmentado donde se cuestiona la evidencia de la ciencia frente a la urgencia de actuar ante el cambio climático, donde las instituciones democráticas no son las que definen las políticas económicas, donde emergen nacionalismos ofensivos y xenofobia, y donde los jóvenes viven en la desazón, el desencanto y la desconfianza, se requiere un entendimiento profundo, voluntad e ideas.

Creo en esta universidad, la más grande de América Latina, la mayor por su excelencia y el número de estudiantes de toda Hispanoamérica. El gesto de hoy nos alcanza como el honor más grande que nos ha tocado vivir. Frente a ustedes nuestro compromiso redoblado para ser promotores y embajadores de los valores, convicciones y aspiraciones de ésta, nuestra casa, enunció.

También a nombre de los premiados, el jurista italiano Vincenzo Ferrari planteó que vivimos una crisis de instituciones sociales, económicas, políticas y jurídicas fundamentales que pone en peligro conquistas históricas de libertad e igualdad, que son la misma cosa, pues la igualdad es el reflejo social de la libertad.

Y añadió que los científicos tienen la obligación de contribuir a la solución de la crisis mundial.

Por su lado, el rector Enrique Graue señaló que con estas ceremonia “celebramos en nuestros homenajeados la calidad de sus saberes y aportaciones; su trayecto de esfuerzos, de dedicación y de superación constante; la convicción de la necesidad de educar más y mejor, de investigar incansablemente y de crear en libertad y con imaginación.

En todos ellos existe el común denominador de la excelencia académica. Ésta, en cualquier rama del conocimiento, no puede tener otro fin que no sea el del compromiso con la humanidad, y con el progreso y desarrollo de las naciones. Agregó que considera que las labores de la universidad persiguen un fin común: contribuir a lograr un mundo más justo, en equilibrio, con libertad y en paz. La ciencia y el arte, y quienes se dedican a ellas, no pueden ser considerados como elitistas; su labor conlleva un esfuerzo extenuante de vida en la incesante búsqueda y difusión de la verdad. Gracias a todos ustedes por ese compromiso y ejemplo.