El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha empleado el comercio y los aranceles para lograr sus propósitos políticos, lo que a decir de Yorizumi Watanabe, profesor de política internacional de la japonesa Universidad de Keio, va contra el espíritu de la Organización Mundial del Comercio, del cual forma parte el país vecino.

El comercio y las tarifas no deberían ser usadas como herramientas para conseguir ningún fin político, señaló en entrevista con La Jornada durante su visita al país.

Sin embargo, vivimos en un mundo real y puede ser cruel. Así que para el experto es necesario aceptar la realidad, y en este contexto el gobierno de México hizo lo correcto para mitigar la presión que Estados Unidos ejerció sobre el país con las amenazas del presidente Trump de imponer aranceles a los productos nacionales si no se detenían los flujos migratorios.

Watanabe indicó que ante las imposiciones, México ha logrado un buen trato con Estados Unidos, incluso en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que derivó en el T-MEC. “Lo que se consiguió fue razonable. Es una solución pragmática.

Es interesante cómo el gobierno mexicano ha respondido a las políticas comerciales del presidente Trump, expresó Watanabe. Añadió que la nación nipona también ha pasado por situaciones vergonzosas con Estados Unidos.

Watanabe, quien fue jefe negociador del Acuerdo de Asociación Económica México-Japón (AAE), que entró en vigor en 2005, explicó que su visita busca explorar el desarrollo bilateral comercial entre estas dos naciones y observar la forma en que el gobierno mexicano ha respondido a las presiones estadunidenses en la materia.

Además del AAE, México y Japón comparten escenario en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP-11, por sus siglas en inglés), y ambos instrumentos pueden ser complementarios. Expresó que se puede ir más allá no sólo en el área comercial, sino en el de servicios y en la mejora del ambiente de negocios.

El experto se reunió con integrantes de la comunidad académica en la Ciudad de México, con quienes concluyó que es posible desarrollar relaciones en escala local, así como en áreas como la educativa.

En cuanto a la inseguridad en México, reconoció que este tema ha sido un punto de preocupación para las compañías japonesas. Los japoneses siempre han solicitado a las autoridades mexicanas que mejoren la situación de seguridad porque tienen que pagar mucho para estar a salvo y quieren reducir este tipo de negocios, señaló. Sin embargo, sabe que es un problema de larga data que incluye otros factores, como el tráfico de drogas, la trata de personas y el crimen organizado, por lo que no puede esperarse una solución en una noche o dos.

Espera que el AAE y el TPP11 traigan mejoras en las condiciones en México, para que las brechas sociales se cierren y ello afecte positivamente a los mexicanos. Se daría así mejor ambiente para la inversión extranjera, no sólo de Japón, sino de otras naciones, lo que se traduciría en más y mejores empleos.