El cártel de Guerreros Unidos surgió en 2011 tras el abatimiento de Arturo Beltrán Leyva y la detención de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie. Integrantes de esta organización, en complicidad con policías de los municipios de Iguala, Cocula y Huitzuco, llevaron a cabo el secuestro y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la noche del 26 de septiembre de 2014.

Gilberto López Astudillo, considerado uno de los jefes regionales de esta organización, habría ordenado la ejecución de los estudiantes, aunque fue liberado el sábado pasado por determinación judicial, al considerar que fue objeto de actos tortura.

En las investigaciones que forman parte de los tomos que integran la averiguación previa AP-PGR/SEIDO/UEIDMS/2014, de la Fiscalía General de la República (FGR), se menciona que Guerreros Unidos contaba con un grupo de reacción dentro de la policía municipal de Iguala, especialmente dedicado a secuestrar comerciantes y turistas, extorsionar empresas mineras y asesinar a presuntos integrantes de grupos rivales, como consideraron a los normalistas de Ayotzinapa. El cártel era dirigido por Sidronio Casarrubias Salgado y su hermano Adrián Zenén Casarrubias; según las indagatorias, también traficaban heroína a Chicago, Estados Unidos.

Presuntamente, la agresión contra los estudiantes estuvo relacionada con la supuesta infiltración de Los Rojos en el grupo de normalistas, porque creyeron que les disputarían el control de Iguala, donde el ex alcalde José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, también formaban parte de Guerreros Unidos, por lo cual ordenaron que los policías municipales atacaran a los normalistas.