Opinión
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Ciudad perdida

Relevo en Morena: prácticas nefandas

A

l decir que el pueblo puede diferenciar entre un político honesto y un trepador, un oportunista, un politiquero, desde luego se piensa en los chuchos, pero ese ya es un barco hundido. Hoy más bien parecería que el presidente López Obrador hizo el retrato hablado del chucho de Morena: Ricardo Monreal.

Y al dibujar ese perfil, el Presidente de la República sentenció a Morena que al parecer se quedó atrapado en las prácticas más nefastas del perredismo, y sin remedio y a toda prisa marcha sobre los pasos que llevaron a los amarillos al desastre total.

Tal vez malinterpretamos al Presidente y en una de esas no se trata de Monreal, pero sería muy difícil que en ese saco cupiera Martí Batres. Otros son los peros que visten al senador, por ejemplo, su manifiesta prepotencia, aunque habría que analizar con mucho cuidado qué tanto atraen a Batres las cámaras y los micrófonos, condición del político que desprecia el Presidente, porque los que son producto de la publicidad no son verdaderos políticos.

Pero en fin, Monreal creó la primera tribu Morena donde él, igual que los chuchos, pretende dominar todo el partido, y la muestra más clara está ya expuesta en el mismo Senado, porque si la senadora Mónica Fernández pretende ser autónoma en las decisiones que deba tomar, se equivoca. Bebió hasta la última gota el licor de la dependencia que el zacatecano.

No se trata de un juego. Si bien el presidente López Obrador no quiso dar un nombre cuando caracterizó al político sin principios, no son pocos los espacios que coincidieron en la persona a quien se refería el mandatario, y en casi todas partes se mira a Monreal como el destructor de Morena. Hay quien asegura que el zacatecano no tardará mucho en proponer un pacto por México. Ya veremos.

Pero por lo pronto, hay que recordar que el asunto del Senado no fue más que la muestra del armamento con que cuentan las tribus en disputa en el camino a la batalla final que será la presidencia de Morena.

Los llamados a la reconciliación que algunos pretenden ahora no serían más que la posibilidad de admitir la destrucción de la organización política que entonces carecería de los valores que tanto aprecia López Obrador, y que en este caso no servirían de ancla que impidiera que la nave de Morena se perdiera en mares procelosos.

Hoy todos saben que el representante de Monreal en la lucha por la presidencia de Morena es Mario Delgado, a quien ya se considera parte de la servidumbre política de Monreal. Tal vez el diputado haya perdido la brújula en alguna de las batallas que ha tenido que enfrentar en los meses recientes, pero si es sólo la ambición lo que le lleva a la contienda, tendría que leer una vez más el mensaje de López Obrador para despertar del sueño nocivo al que se le ha sometido. En fin, apenas empezamos.

De pasadita

Los que no paran en eso de buscar más simpatías para Morena, esta vez en el estado de México, son Emilio Ulloa y Daniel Serrano, y cosa curiosa, el discurso de estos dos políticos parte de la idea de no repetir las viejas prácticas que, según ellos, la gente ya ha rechazado.

De cualquier forma, rumbo a la contienda por la presciencia de Morena, el estado de México será, o mejor dicho es, un punto fundamental. El número de simpatizantes del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, contrario a lo que muchos dicen, va en aumento, y es esa clase de militancia la que requiere Morena para no torcer el camino. Ya veremos.