Bagdad. Un proyectil impactó ayer en la sureña proivincia iraquí de Basora, donde operan compañías extranjeras, entre ellas la estadunidense ExxonMobil, con saldo de tres heridos, luego de que bases militares e instalaciones petroleras de Estados Unidos en Irak sufrieron cinco ataques en menos de una semana, lo que amenaza con aumentar aún más las tensiones entre Washington y Teherán.

El cohete Katyusha cayó por la mañana en el campo petrolífero Zubair y Rumeila, administrado por la firma Iraqi Drilling Company, donde Exxon Mobil tiene varias carpas, indicó el funcionario de seguridad, Mahdi Raykan.

Nadie reclamó la autoría del ataque y las exportaciones de petróleo no resultaron afectadas.

Según una fuente de seguridad, 21 empleados de Exxon fueron enviados en avión a Dubai.

Se teme que a manera que suban las tensiones entre Estados Unidos e Irán, Irak pueda verse atrapada en medio de la disputa, ya que en el país hay más de 5 mil soldados estadunidenses, así como poderosas milicias respaldadas por Irán.

En tanto, el ejército estadunidense acusó a Irán del ataque al petrolero japonés Kokuka Courageous, al asegurar que halló indicios materiales y huellas dactilares que demostrarían la implicación de Teherán.

Sean Kido, experto en explosivos de la Marina de Estados Unidos, explicó que las minas utilizadas la semana pasada contra un petrolero de propiedad japonesa tienen una similitud considerable con minas iraníes y que los daños sufridos en el Kokuka Courageous no coinciden con un objeto volador externo que golpeara el barco.

Eso contradice al propietario de la embarcación, que añadió que los testigos a bordo habían visto objetos voladores antes del ataque del 13 de junio en el golfo de Omán, cercano al estratégico estrecho de Ormuz.