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La peluquería de barrio es una metáfora de los sitios que ha perdido la capital

Iván Ávila Dueñas las expone en nueva cinta, que estrenará en la Cineteca

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▲ Fotograma de la película del realizador zacatecano.
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de junio de 2019, p. 7

Las tienditas, los mercados, las cantinas, los cafés, los cines viejos, las peluquerías, los salones de baile y los viejos barrios de la Ciudad de México, entre otros sitios, suelen trasladar a las personas a una idea de país que se está perdiendo.

Los elementos culturales que dan a México una identidad son los que el cineasta zacatecano Iván Ávila Dueñas (1965) quiso rescatar con su película El peluquero romántico, la cual se estrenará el próximo viernes en la Cineteca Nacional.

La cinta retrata la historia de Víctor, un hombre que trata de reconstruir su vida emocional a partir de la muerte de su madre y, aunque tiene todo para hacerlo y ser feliz, no lo puede lograr porque siente mucha culpa.

Raíz negra y candombe

En el largometraje se hace referencia a Brasil, pues Víctor es hijo de un hombre de ese país. Ávila explica las razones: En el imaginario colectivo, esa nación significa felicidad. Esta idea aparece desde el cine mexicano clásico. Los brasileños son un poquito más felices que nosotros, porque no tienen tanta culpa religiosa, pues la raíz negra y el candombe están muy presentes en su vida.

Entonces, para que el personaje principal de la película encuentre la paz y la felicidad que necesita, el director lo traslada a Brasil, y lo involucra en un mundo en el que conocer otra cultura, la ilusión de un nuevo amor, el calor, la playa y el mar le permiten hacer las paces consigo mismo.

En entrevista con La Jornada, el cineasta, autor del libro El cine mexicano de Luis Buñuel, señala que escogió la figura de un peluquero de barrio porque, ya que quería hablar de ese México que está desapareciendo, este personaje es una buena metáfora de eso, pues su oficio es de los que por su cotidianidad se invisibiliza.

La peluquería es como una especie de cápsula del tiempo, donde todo se encuentra un poco detenido y adonde mi generación, por ejemplo, iba a que le cortaran el pelo. Mi peluquero en Zacatecas sigue siendo mi amigo, recuerda el también director de los largometrajes Adán y Eva (todavía) y La sangre iluminada, entre otras.

Resquicio de lo masculino

Son de esos espacios donde la gente creció y ahora pasaron de moda, pero que pueden servir para saber dónde andan y qué piensan los mexicanos. Es también un resquicio de lo masculino. Es de ese tipo de lugares que pertenecían a la masculinidad. Tal vez por eso me interesan, comenta el ganador el Premio del Jurado Joven Europeo en el 16 Festival de Biarritz de Cine y Culturas de América Latina.

Para ejemplificar cómo pueden funcionar las peluquerías como espacio de socialización, el cineasta se pregunta: ¿Qué pasa si a un personaje del cine contemporáneo le quitas el celular? ¿Cómo se tiene que comunicar? ¿Qué tipo de diálogo puede tener con otra persona? Obviamente, la única manera de hacerlo es por medio de la palabra y, al ser así, el lugar es un espacio muy cómodo, porque se entra en confianza con el cliente, ya que le tocan la cabeza, el cabello.

El peluquero romántico, además, rinde un homenaje al cine de oro mexicano, al poner aspectos de películas clásicas, como La tijera de oro, dirigida por Benito Alazraki; Del brazo por la calle, de Juan Bustillo Oro; El rebozo de Soledad, de Roberto Gavaldón, y Aventura en Río, de Alberto Gout.

Los mexicanos tenemos un imaginario muy complejo, pero muy bonito. A veces se nos olvida que somos capaces de identificar de dónde vienen ciertas ideas. Los temas que actualmente le interesan al cine ya se abordaron antes, concluye.