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Tras el asesinato de Javier Valdez, el miedo se instaló en las redacciones, se lamentan periodistas de Sinaloa
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▲ En Culiacán, Griselda Triana, viuda de Javier Valdez, sostuvo que aunque hay algunos avances en las investigaciones del crimen de su esposo, como familia no están ni estarán satisfechos hasta que se sentencie a los autores materiales y a quien dio la orden de cometer el asesinato.Foto Notimex
Corresponsal y enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de mayo de 2019, p. 9

Culiacán, Sin., Con el asesinato de Javier Valdez Cárdenas llegó el miedo a las redacciones, se instaló y se quedó. Ahora los periodistas cuando vamos a escribir una nota relacionada con la delincuencia organizada, con el narcotráfico muy concretamente, estamos presionando cada tecla con miedo. Tratamos de no picar una letra equivocada, escribir mal una palabra o una frase, porque sabemos que en eso se nos puede ir la vida.

La frase anterior resume los comentarios de muchos reporteros y fotoperiodistas sinaloenses. Alejandro Sicairos, presidente de la Asociación de Periodistas 7 de Junio, señala que ahora en esta entidad –cuna del narcotráfico en México– “no se publica ya información que aluda a una actividad o inactividad del cártel y nos escudamos mucho en lo que se publica a escala nacional.

“Ahorita se dice que los índices criminales están en calma. El gobierno presume una baja en la tasa de homicidios dolosos, pero lo que el olfato periodístico te dice es que los grupos delictivos están agazapados, que se están reorganizando, que se están replanteando cómo van a trabajar.

Pero la amenaza (a la actividad periodística) sigue. Lo vemos porque aunque ya no hay crímenes de alto impacto, siguen los asesinatos dispersos en todo el estado y sólo se hace un conteo de muertos y de víctimas, pero no entramos a los detalles, señala Sicairos.

Otros periodistas prefieren el anonimato pero aseguran que el tema del narcotráfico “ya no se trata igual desde el asesinato de Javier Valdez, y no hay confianza en que los casos de amenazas se investiguen, porque ni siquiera sabemos en qué va a parar el caso de El Bato”, como le decían al corresponsal de La Jornada, abatido el 15 de mayo de 2017.

“Entonces qué hacemos… Tenemos mucha desconfianza. El invierno en el periodismo sinaloense está latente todos los días, cualquier periodista sabe que tocar el tema de crimen organizado es tener armas apuntando a las sienes”.

Los entrevistados refieren que antes de mayo de 2017, los periodistas y fotoperiodistas se organizaban en grupos para acudir a los lugares cuando se trataba de algún enfrentamientos entre grupos rivales, pero ahora no. Esa cobertura se terminó. El trabajo se redujo simplemente a dar seguimiento de lo que se maneja en la prensa nacional o internacional, pero no nos metemos, ya ni siquiera a cuestionar lo que está sucediendo y si el contexto es cierto o no. Simplemente replicamos y punto, señala Alejandro Sicairos.

Ante este panorama, un grupo de informadores trabaja en la integración de un proyecto de ley de protección a periodistas y defensores de derechos humanos, al cual les han prometido que serán apoyados por la bancada de Morena en el Congreso local.