o está por demás preguntarse si Donald Trump ha sido el creador único de toda la parafernalia construida alrededor del sistema migratorio del gobierno de EU. Según se desprende de la información de la prensa, uno de los principales arquitectos se llama Stephen Miller, su asesor en la mayoría de las decisiones que en esa materia se toman en la Casa Blanca.

A lo largo de su carrera, Miller se ha distinguido por su conservadurismo a ultranza y su cercanía con quienes lo profesan. Como estudiante de secundaria trató de prohibir a los latinos que hablaran en español. (Amy Goodman, entrevista, febrero 2017). Fue colaborador cercano de la representante Michele Bachmann, creadora del movimiento de ultraderecha Tea Party, y posteriormente del ex procurador general Jeff Sessions, quien se distinguió por su política antinmigrante. En 2013 maniobró, junto con otros personajes, para que uno de los proyectos más amplios y equilibrados de reforma migratoria, tras ser aprobado en el Senado por legisladores de ambos partidos, fuera ignorado y rechazado en la Cámara de Representantes.

Miller fue el artífice del discurso antinmigrante del candidato Trump durante su campaña. Junto con otro de los más distinguidos personajes de ultraderecha, Steve Bannon. Ambos se percataron de que atacar a los migrantes y a los países de donde provenían daría millones de votos a Trump. Entre sus ideas estuvo la de construir un muro en la frontera entre México y EU. A final de cuentas las consignas en contra de los migrantes, y el tufo xenofóbico que despiden fue uno de los factores clave que dieron el triunfo a su candidato.

Miller ha continuado con su labor de zapa en contra de los migrantes, ya como asesor del presidente. Diseñó la política para evitar que a los ciudadanos de los países musulmanes se les negara la visa para entrar a EU e incluso para expulsar algunos de los que ya vivían ahí. Recientemente fue uno de los creadores de la política para que a las madres que atravesaran la frontera en busca de asilo se les separara de sus hijos. Se puede afirmar que el presidente Trump ha encontrado en Miller al perfecto arquitecto para el diseño de una política de rechazo a migrantes que pretenden escapar de la precariedad de sus países. Está seguro de que, en último término, esa política le permitirá refrendar su triunfo en el 2020.