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Redes sociales transforman la ruta al sueño americano; dejan atrás al coyote
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de abril de 2019, p. 4

¿Cuándo sale la próxima caravana?, ¿puedo ir yo? Soy de Guatemala, ¿qué papeles necesito para mis hijos?

Las preguntas se acumulan en los teléfonos de cientos de centroamericanos, todas con el mismo propósito: tener los mayores detalles posibles antes de partir.

¿Alguien sabe algo de la caravana que saldrá el 10? Dicen que va a salir caravana madre.

Atrás han quedado las costosas llamadas telefónicas con familiares y amigos en Estados Unidos para decidir la ruta o la búsqueda del mejor coyote, del traficante. Ahora crean un grupo de chat.

Desde hace varios años, activistas planeaban en Semana Santa marchas a las que llamaban viacrucis para mostrar las necesidades de los migrantes, y aunque algunos decidían continuar por su cuenta hasta la frontera con Estados Unidos, eran los menos.

Eso cambió en 2018: el 13 de octubre cientos de personas salieron de Honduras a pie, y al paso de los días el grupo creció mientras cruzaba Guatemala y México hasta superar los 7 mil integrantes. El presidente Donald Trump no tardó en usar el nuevo fenómeno como excusa para incrementar su retórica antimigrante.

Desde entonces, y de forma paralela al flujo constante que sigue transitando por vías clandestinas, no han dejado de salir grupos, más pequeños, del llamado Triángulo Norte centroamericano (El Salvador, Guatemala y Honduras). Pero, ¿cómo se forman?

Facebook o Whatsapp se han convertido en las herramientas más útiles para organizarse y emigrar con toda la familia, en grupo, con menos riesgos y sin ocultarse de las autoridades. La más reciente partió el 10 de abril desde la estación de autobuses de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, y periodistas de The Associated Press siguieron desde finales de marzo varios chats en los que se planeó la salida.

Las redes sociales han tenido un papel potenciador de esta nueva forma de migrar, explica Abbdel Camargo, un antropólogo del Colegio de la Frontera Sur. Se organizan en masa desde los países de origen, se conforman por familias completas y las redes les sirven como mecanismo de protección y de comunicación a lo largo de trayecto a Estados Unidos.

Élmer Alberto Cardona, un comerciante hondureño de 27 años, vio la convocatoria en Facebook unos días después de llegar deportado a San Pedro Sula y no se lo pensó: agarró a sus tres hijos, de 3, 6 y 9 años, y volvió a lanzarse al norte el 10 de abril. Él y su esposa se habían embarcado en la primera caravana de octubre, con la que llegaron hasta Tijuana, en la frontera con California. Allí consiguieron una visa humanitaria que les permitía residir y trabajar temporalmente en México, pero optaron por saltar el muro y pedir asilo en Estados Unidos. No salió bien y fueron detenidos. Su esposa seguía encarcelada cuando Cardona reiniciaba su viaje al norte.

Quién está detrás de la formación de estos chats no está claro. La Ap llamó al número del creador de uno de los grupos de WhatsApp. Contestó una mujer que explicó que su marido había vivido 8 años en Estados Unidos, que lo deportaron y ahora quería intentarlo de nuevo. Después de unos minutos, la conversación se cortó bruscamente y nadie volvió a contestar.

Algunos chats parecen crearse para una salida concreta.

Otros se mantienen activos de caravanas pasadas o pensando en las futuras.