Sociedad y Justicia
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Industria del consumo occidental emplea a más de 150 millones de niños

De ese total, 85 millones se dedican a trabajos que dañan su salud, seguridad y desarrollo moral, aseguró la organización World Vision

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▲ Un niño alimenta con aserrín un horno en la ladrillera Jimenez Cantú del municipio de Ixtapaluca, estado de México.Foto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de abril de 2019, p. 33

Madrid. Un total de 152 millones de menores laboran en todo el mundo en la fabricación de muchos productos y artículos que luego consumen los ciudadanos de países de Occidente, denuncia World Vision, en el contexto de una campaña contra el trabajo infantil.

De esa cifra total, 85 millones se encargan de tareas que la ONG define como las peores formas de trabajo infantil: empleos potencialmente peligrosos que dañan la salud, la seguridad y el desarrollo moral de los menores. El trabajo infantil impide a los niños disfrutar de su infancia y recibir educación, afectando a su salud física y mental, advirtió.

La ONG destacó que los conflictos, guerras y crisis migratorias han provocado aumento del trabajo entre los niños refugiados, desplazados internos y otras poblaciones vulnerables, especialmente en Oriente próximo, Asia y en el norte de África.

A fin de mostrar la realidad de millones de niños en el mundo, World Vision puso en marcha la iniciativa Destapa el Trabajo Infantil (Unbox Childlabour, en inglés), siguiendo el ejemplo de videos difundidos en Internet con la etiqueta Unboxing, dedicados a contar las características de un producto para ayudar a un consumidor a decidirse con la compra.

“Hay algo relacionado con esos productos que nadie está viendo: lo que pasa antes de cada unboxing”, señala la ONG: Muchos productos que consumimos son fabricados por más de 152 millones de niños que trabajan en todo el mundo, impidiéndoles disfrutar de su infancia, afectando a su salud física y mental.

Con Destapa el Trabajo Infantil, World Vision busca hacer conciencia sobre la importancia del consumo responsable, mientras insta a los gobiernos y empresas a mejorar sus sistemas de protección infantil porque cada caja que se abre encierra una historia.

Añade que World Vision también exige a los gobiernos que obliguen a las empresas a revelar cómo se fabrican o se obtienen sus productos para corroborar que ningún menor se ha visto involucrado.

Lamenta que no existan etiquetas ni ninguna certificación oficial que informe de si hubo trabajo infantil involucrado en la elaboración de un producto. Necesitamos cambiar esto para poner fin al trabajo infantil, señala.

La ONG cita como ejemplo la historia de Kanya Kanya, una niña de 12 años que vive en Agra, India, donde cose zapatos durante largas jornadas junto a su madre y dos hermanas mayores. Hace calor en el verano y trabajar durante largas horas es muy agotador, cuenta la pequeña. “Me duelen las manos porque el cuero es difícil de perforar.

Es aún más difícil porque tengo que tener cuidado al usar la aguja para coser. Me he pinchado muchas veces y es muy doloroso, explica.

Hace un año dejé de ir a clase y comencé a trabajar en casa, dice Kanya, antes de dejar claro que la escuela le gustaba, pero tuvo que abandonarla. Leer siempre me hacía feliz, pero desde que mi madre me sacó para trabajar en casa, no he vuelto, señala.

Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), casi la mitad de niños trabajadores se concentran en África (72 millones), mientras 62 millones de menores laboran en Asia y Pacífico, 10.7 millones en América, 1.1 millones en países árabes y 5.5 en Europa y Asia Central.