Opinión
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Ciudad perdida

Autodefensas y ausencia de la autoridad

L

os vacíos de poder, dice el lugar común, no existen, se llenan de inmediato, y a veces, podríamos añadir, con lo que sea. En la Ciudad de México la ausencia de autoridad en casi todos sus rincones, ha ido empujando a la población a crear instrumentos de defensa frente a la constante de violencia que enfrentan

En los últimos días nos encontramos con la noticia de que en Xochimilco se empezó a organizar un grupo de respuesta a los robos y abusos que sufren los locatarios y los compradores, situación denunciada una y otra vez sin que se obtengan resultados que frenen la ola de robos que aquejan al lugar.

El asunto no es nuevo, la organización de grupos de autodefensa tiene antecedentes. En 2013 se lanzó un primer aviso, por decirlo así. En aquel año se habló de un grupo de autodefensa en Tepito. Casi de inmediato la autoridad dio la cara para negar que eso estuviera ocurriendo. Un año más tarde, en 2014, los comuneros de Milpa Alta dieron a conocer que se formaría un escuadrón de autodefensa porque los talamontes de Michoacán se habían apoderado de parte de los bosques de la localidad y estaban cortando los árboles. Los talamontes, advertían, estaban armados.

El año pasado, en los límites de Tláhuac y Xochimilco se informó de la integración de comités de autodefensa. Los habitantes de las diferentes colonias que se hallan en los límites de esas, ahora alcaldías (demarcaciones), buscaron poner un alto a la delincuencia mediante la organización de grupos de vigilancia. La denuncia y la razón de la creación de los grupos fue el aumento a los hechos criminales en aquellas partes de la ciudad, pero sobre todo era un aviso de la crisis que ahora viven quienes habitan en esas zonas.

El asunto se agravó al inicio de septiembre de 2018 porque los comerciantes de la parte oriente del Centro Histórico, tanto los que tienen locales fijos como los ambulantes, si bien desecharon la posibilidad de crear cuerpos de autodefensa, en su indefensión exploraron la idea de contratar sicarios que los protegieran de los ataques de los miembros de la Unión Tepito y del cártel Jalisco Nueva Generación que se disputan los espacios del barrio.

Las organizaciones que ha intentado la gente han fracasado, y mientras el gobierno anterior dejó crecer la delincuencia en el malsano afán de crear un ámbito falaz de seguridad, el actual parece que no sabe ni por dónde empezar.

La ciudad tiene prisa, ya lo hemos dicho, y la paciencia está gastando sus últimas gotas. Una de las fallas mayores del gobierno que terminó fue precisamente que tomaba acciones aisladas que no parecían o no eran parte de un proyecto para la Ciudad de México. Este gobierno debe mostrarle a la población que hay proyecto, programa y rumbo. Eso esperamos.

De pasadita

Será para cerrar abril cuando la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anuncie el nuevo reglamento de tránsito. Nos aseguran que en este nuevo ordenamiento por fin los policías de tránsito dejaran de acompañar a los empleados de las empresas de los parquímetros, pero no porque se haya reconsiderado su actuación cómplice con una empresa privada, sino porque ya no se colocarán las llamadas arañas en las llantas de los autos.

Ojalá y a esa medida se añada que los camiones de basura no se estacionen en cualquier lugar para efectuar la pepena. Ojalá se impida que los repartidores de refrescos y de cerveza hagan de las calles su estacionamiento, y ojalá pongan orden a los usuarios de bicicletas, motocicletas, monopatines y todas esa fauna nociva que hoy pulula sin orden y sin ley por las calles. ¿Sería mucho pedir?