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Película muestra a artistas que acompañan su crítica social con estrategias estéticas

Rapsodia, laberintos del yo, de Antonio del Rivero, se estrenó en la Cineteca Nacional

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▲ El documental ofrece una especie de mirada de mosca, porque el espectador ve fragmentos y debe contruir su propia línea argumental, explica Antonio del Rivero, quien aparece a la derecha, junto a dos fotogramas del filme.Foto cortesía del cineasta y tomadas de Facebook
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de abril de 2019, p. a10

El documental Rapsodia, laberintos del yo, de Antonio del Rivero Herrera, que aborda de manera contrastante a artistas activistas en estados violentados, fue estrenado en México el 5 de abril en la Cineteca Nacional. La película obtuvo en 2018 la mención del jurado en un festival de cine en Portugal.

Profesor de maestría de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Del Rivero filmó a lo largo de varios años en lugares como la ex Yugoslavia; en San Diego, California, Estados Unidos; en algunas ciudades de México, y en algunos sitios de la capital del país, en que se manifiestan artistas que tienen estrategias concretas y encauzan su crítica social a través de procesos artísticos.

Más que un documentalista, Del Rivero se considera un antropólogo cultural. De muy joven vivió la invasión de Praga por los soviéticos. De regreso a México se inscribió en el entonces Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, donde era un estudiante atípico para sus compañeros de generación que estaban totalmente involucrados en lo que había sido el movimiento del 68 en México. Como había tenido la experiencia de vivir el socialismo real en Yugoslavia, es un tema que siempre me ha interesado y una cultura que conozco bastante.

La idea de Rapsodia, laberintos del yo, trabajada sobre una estructura musical a la narrativa del cine, surgió a partir de la lectura de Sucedió en Bosnia, del Premio Nobel de Literatura 1961 Ivo Andric, que despertó el deseo de Del Rivero de regresar al país, cosa que hizo en tres ocasiones.

En esos viajes fue a las repúblicas de Serbia, Croacia y Bosnia y Herzegovina. Debido a los idiomas diferentes, y también monedas, me llevó muchísimo tiempo el trabajo de campo, un modo de proceder que vengo arrastrando no sólo de la antropología, sino todos mis trabajos anteriores tienen esta característica. Muchas veces le dedico más tiempo a la investigación que al rodaje.

Relación dialógica

Sobre todo le interesa tener una buena relación dialógica, consensuada y de manera horizontal, que casi son los principios del documental, como de la antropología.

En la cinta de hora y 37 minutos de duración, Del Rivero da seguimiento a artistas que acompañan procesos civiles mediante sus estrategias estéticas: la mayoría son artistas callejeros, que están más en contacto con esos procesos; por ejemplo, los grafiteros. En México tengo unas chicas, La Otredad, que rapean; son egresadas de literatura de la UNAM, pedagogas y geógrafas. Ya es otra generación. He observado que cada vez la investigación estética está ligada a procesos antropológicos y etnográficos. Ya no existe para mí ese artista que se inspiraba en la musa.

Precisa que los grafiteros de Saltillo, Coahuila, registrados en la cinta, tienen más de 35 años, vienen de la calle; sin embargo, en este momento hacen gestión cultural de alto nivel desde abajo. Construyen desde las mismas necesidades de la comunidad.

Para el entrevistado, Rapsodia, laberintos del yo tiene un hilo conductor, aunque está fragmentado, esto es, una especie de mirada de mosca, porque el espectador ve los fragmentos y debe construir su propia línea argumental.

En apoyo, Del Rivero creó un personaje de ficción a modo de narrador: “por eso es ‘las memorias del yo’, porque está inspirado en una estudiosa de las técnicas del cine con la antropología, la canadiense Catherine Russell, quien maneja la dimensión autoetnográfica. Lo que hice fue ficcionarme y hacer un alter ego, Ulises, que viaja en el tiempo”.

Esta película autofinanciada contó con la fotografía de Jorge Z. López.