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Fotos de Frida Kahlo tomadas por Nickolas Muray revelan que la pintora ‘‘fue dueña de su sexualidad’’

El lote de 78 retratos del renombrado fotógrafo estadunidense recaudó 35 mil dólares en puja neoyorquina

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▲ Imágenes de Frida Kahlo, captada por Nickolas Muray, pertenecientes a la colección de la Casa Azul de Coyoacán.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de abril de 2019, p. 5

La historia en torno a la colección de imágenes captadas por Nickolas Muray que ayer fueron subastadas en Nueva York, no sólo es testimonio del gran amor que el renombrado fotógrafo le tuvo a Frida Kahlo, también revela que la pintora ‘‘fue dueña de su sexualidad”, dice Hilda Trujillo, directora del museo dedicado a la artista.

El lote de 78 retratos se vendió en 35 mil dólares en la casa Sotheby’s, ofrecido por un consignador anónimo, adquirido originalmente de los herederos de Muray. Hay por lo menos 20 imágenes de Kahlo, de Diego Rivera o de ambos juntos, así como de sus amigos.

Aunque la subastadora dijo que esa colección ‘‘no muestra necesariamente la relación entre Frida y Nickolas”, el estrecho vínculo que unió a Nick con Frida sale a la luz al revisar las imágenes y compararlas con las que se encuentran en resguardo de la Casa Azul, en Coyoacán. Además, las cartas que él le mandó a la pintora (primicia que presentamos ayer en estas páginas) no dejan lugar a dudas: Kahlo fue el ‘‘darling angel” del pionero de la fotografía a color.

En una de esas misivas, Nick expresa a Frida: ‘‘Descubrí lo mucho que extraño tu cara pícara, tus graciosos puntos de vista, cuánto extraño las noches junto a tu cuerpo plástico, tus pechos, mi fuente de alegría. Tu sexo, que me mostró el paraíso y me envolvió a mí mismo en mi propio edén.”

Momentos íntimos

En Nueva York está una de las fotos más dramáticas del acervo Muray: Frida con la cabeza atada con vendas, en una de las dolorosas sesiones médicas a las que se sometía por sus problemas de espina dorsal. Nick se quedó con una versión de ese retrato y mandó a la pintora otra en la que ella aparece mirando a la cámara. En el archivo de la Casa Azul hay al menos otras cinco de esos momentos íntimos. Ese material forma parte de los ‘‘tesoros” que salieron a la luz en 2007, cuando se abrió uno de los baños de la casa natal de Frida Kahlo, don-de estaban baúles que por instrucciones de Diego Rivera debieron permanecer cerrados 50 años.

‘‘Cuando sacamos los archivos sabíamos que teníamos materiales invaluables y lo confirmamos con expertos como Ricardo Pérez Escamilla, Teresa del Conde, Martha Turok y Pablo Ortiz Monasterio, quienes nos ayudaron a desmenuzar qué era lo que teníamos”, recuerda Trujillo.

Ahora un grupo de jóvenes tiene la responsabilidad de conservar los acervos. ‘‘En su mayoría son mujeres cuidando las pertenencias de una mujer; eso es importante destacarlo. Esperamos conocer más fotos de la colección subastada para provocarnos nuevas investigaciones”, continuó la directora de la Casa Azul. Cuando Diego Rivera donó su legado al pueblo de México, dejó estipulado que algunas obras expuestas en la Casa Azul no podían salir del inmueble, explicó, ‘‘pero en la lista no puso lo que estaba en los baños así que, luego de una revisión legal de su testamento, pudimos organizar un par de exposiciones que en estos momentos están itinerando por el mundo, en museos de primer nivel.

‘‘Una de las muestras es de ediciones facsímiles del archivo fotográfico, es una exposición muy exitosa, ha estado en más de 10 países, terminó en Australia y viene de regreso; la pidió Chicago, China, y tenemos peticiones de varios estados. La otra es de los vestidos de Frida que se presentó primero aquí, luego en el Museo Victoria & Albert de Londres y en Brooklyn, Nueva York”.