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Desigualdad de género en el mercado del arte; las mujeres venden menos

Contrastantes cifras de dos artistas británicos vivos; una obra de Jenny Saville recaudó 12.4 millones de dólares y una de David Hockney 90.3

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 14 de marzo de 2019, p. 6

En una entrevista con Spiegel Online, en 2013, Georg Baselitz postulaba: ‘‘Las mujeres artistas no pasan la prueba, no saben pintar bien”.

Baselitz, considerado uno de los máximos artistas vivientes, justificaba así la escasa presencia de la mujer en el mercado del arte y consecuentemente su incapacidad artística.

La frase de Baselitz por cuanto denigratoria y en apariencia lejana de los pasos que recientemente se han venido haciendo en apoyo a las mujeres artistas, expresa lo que el mundo del arte no dice pero cumple con hechos. Sólo el compromiso de los coleccionistas, de las instituciones, del mercado, de la crítica, haría cambiar esta desigualdad. Pero hasta ahora el mundo del arte ha sido dominio indisputable de los varones. La integración de la mujer al arte existe hoy en la medida de lo políticamente correcto. Con toda la hipocresía del término, sigue siendo una ilusión lejana de ser equitativa. Veamos las cifras.

Tomando en cuenta el termómetro de Baselitz, que mide el valor de un artista por su éxito mercantil, la primera pregunta espontánea es: ¿por qué la obra de las artistas vale poco? Para entender la desproporción podemos comparar los récords de las obras más caras de un artista viviente, sea mujer u hombre. Coincidencias importantes hacen que la comparación sea bastante objetiva, comenzando porque ambos son británicos y se registraron en 2018.

Una es la obra de Jenny Saville (Propped, 1992), vendida en Sotheby’s de Londres por 9.5 millones de libras (12.4 millones de dólares). La segunda, de David Hockney (Portrait of an Artist: Pool with Two Figures, 1972) vendida en Christie’s de Nueva York por 61 millones de libras (90.3 millones de dólares).

¿Cómo interpretar esta discrepancia abismal? La respuesta está en un estudio publicado por la Universidad de Luxemburgo (Is Gender in the Eye of the Beholder?) que tras el análisis de 1.5 millones de transacciones de subasta en 45 países entre 1970 y 2013 ha concluido que la obra de las artistas mujeres tiene valor inferior de 47.6 por ciento en las subastas en contraste con la de los hombres, y que el valor disminuye en los países con mayor desigualdad de género.

Aspiración a la equidad

La explicación, según los experimentos documentados en ese estudio, afirman que tal desproporción no tiene otra explicación que la del mero prejuicio. Los coleccionistas, en su gran mayoría hombres, reputan que el arte femenino es inferior y que simplemente ‘‘el arte de las mujeres vende menos porque está hecho por mujeres”.

Para llegar al presente, en la subasta de arte contemporáneo de Sotheby’s del pasado 5 de marzo, de la mencionada venta histórica de Saville en octubre pasado, destinó excepcionalmente 20 por ciento de 66 lotes a artistas mujeres, que por muy poco que nos parezca fue el doble respecto del año anterior.

Sin resultados excepcionales, esta vez la obra de Saville, Juncture (1994), por ejemplo, fue vendida por debajo de su precio estimado en 4.8 millones de libras. Pero hay que resaltar cómo el éxito de las artistas que rompieron sus propios récords, la escultora inglesa Rebecca Warren y la nigeriana Toyin Ojih Odutola, está directamente vinculado con sus exposiciones y visibilidad recientes (Warren, por ejemplo fue nominada para el premio Turner).

La aspiración a la equidad que deja la retórica y pasa a los hechos seguirá en la condición de desequilibrio y marginación machista. Podemos esperar que las cosas cambiarán, una señal es una cita conservadora como la Bienal de Venecia que por primera vez en la edición de este año (del 11 de mayo al 24 de noviembre), de 81 artistas invitados 43 son mujeres y 38 hombres.