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La Sinfónica Nacional realiza el estreno mundial de obra de Marcela Rodríguez

La autora explica cómo escribió Concierto para violín y orquesta; tiene influencia de Silvestre Revueltas, dice a La Jornada

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▲ Este concierto tiene partes súper rítmicas, muy líricas y románticas, muy fuertes de cuerdas dobles que requieren mucho estudio del violinista, considera Marcela Rodríguez.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de marzo de 2019, p. 4

Como parte de su cuarto programa de la temporada, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) realizó anoche el estreno mundial de Concierto para violín y orquesta, de la compositora Marcela Rodríguez en el Palacio de Bellas Artes.

El programa –el cual será repetido este domingo a las 12:15 horas en el mismo recinto– incluyó la Obertura fantasía Romeo y Julieta y la segunda sinfonía de Jean Sibelius, con el francés Sylvain Gasançon como director huésped.

En el concierto de la compositora mexicana participa como solista la violinista estadunidense Miranda Cukson, quien ha destacado por su trabajo en la música contemporánea y es quien comisionó la pieza.

‘‘Este concierto tiene de todo: partes súper rítmicas, muy líricas y románticas, muy fuertes de cuerdas dobles y muy aceleradas que sí requieren mucho estudio para el pobre violinista. Es una obra muy demandante y difícil para el intérprete”, explica Rodríguez (Ciudad de México, 1951), a La Jornada.

‘‘Ahora que lo escucho y me alejo veo que sí hay una influencia de Silvestre Revueltas muy evidente. Me sorprendí al escucharla por vez primera en vivo. Me dije: ‘cómo nos ha afectado Revueltas para muy bien’. Hay, también, una parte inspirada en el son de mariachi”, añade.

Al lado de su obra Vértigo, que se estrenó hace unas semanas con la Filarmónica de la Ciudad de México, la autora encuentra en este concierto para violín ‘‘un salto” en su carrera, en el sentido de que percibe mayor madurez en su escritura y gestos personales más afianzados.

‘‘He usado muchos gestos de mis primeros conciertos en esta obra; como que he remachado mis ideas estéticas musicales; siento que las dos obras más recientes están más amarradas. Me siento muy contenta con ellas”, agrega.

‘‘Cada vez me siento más cómoda con la orquesta sinfónica. Es lo que he descubierto con los dos recientes estrenos. Me siento cada vez más cerca de ella y es un camino por el que quiero seguir.”

Invento maravilloso

De acuerdo con Marcela Rodríguez, la orquesta sinfónica es uno de los los mejores inventos del ser humano, donde encuentra mayor comodidad como autora, incluso más que en la ópera, género en el que ha destacado y logrado renombre.

‘‘La orquesta sinfónica es mi instrumento favorito. Me encanta, es mi máxima expresión, además de que, a veces, es más fácil escribir para orquesta grande que para ensamble”, define.

‘‘En un grupo pequeño uno como autor queda más al descubierto, es más el tejido fino que hay que hacer; en cambio con una sinfónica hay muchísimas posibilidades de texturas con tantos instrumentos. Insisto, es un invento maravilloso.”

Este es el primer concierto para violín y orquesta escrito por la compositora, quien cuenta en su catálogo con conciertos para cello, flauta, percusiones, guitarra y piano, así con uno inconcluso para clarinete que desearía retomar.

Refiere que para la creación de esta pieza tuvo un intercambio muy cercano con Miranda Cukson, pues considera que la relación entre compositor e intérprete es siempre muy sana y de gran provecho.

‘‘Soy muy abierta a que los instrumentistas me indiquen el camino. Trato de facilitar lo más posible su trabajo, de conocer los instrumentos de manera que sean tocables de manera natural, que no tengan que sufrir y se sientan cómodos. Aunque, primero, me lanzo a escribir lo que yo quiera y ellos después me dicen si lo que hago funciona. Pero no me gusta limitarme en el principio”, concluye Rodríguez.