Sociedad y Justicia
Ver día anteriorSábado 26 de enero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El pontífice convivió con presos

América Latina padece su viacrucis, con sus mujeres maltratadas: Papa

El sufrimiento se prolonga en pueblos originarios despojados de sus tierras

 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de enero de 2019, p. 30

Ciudad De Panamá., En el evento del viacrucis, el jueves y viernes, el papa Francisco retoma duras críticas a la sociedad contemporánea. El pontífice reconstruye, rehabilita el dolor, el sufrimiento de Jesús en el viacrucis reflejado en las mujeres maltratadas, explotadas y abandonadas, despojadas y ninguneadas en su dignidad; en los ojos tristes de los jóvenes que ven arrebatadas sus esperanzas de futuro por la falta de educación y trabajo digno.

Para las familias, advierte Francisco, que son absorbidas en una espiral de muerte a causa de la droga, el alcohol, la prostitución y la trata, los jóvenes quedan privados no sólo del futuro sino del presente. El Papa reprocha a la sociedad contemporánea caer en la soberbia, en la lógica del poder y en la insensibilidad. Ante casi 100 mil jóvenes reunidos en la cinta costera de la ciudad de Panamá, el pontífice endureció su discurso y reprochó el dolor oculto e indignante de quienes, en vez de solidaridad por parte de una sociedad repleta de abundancia, encuentran rechazo, dolor y miseria, y además son señalados y tratados como los portadores y responsables de todo mal social. El sufrimiento, continuó el Papa en tono suave y de oración, se prolonga en los pueblos originarios a quienes se despoja de sus tierras, raíces y cultura, silenciando y apagando toda la sabiduría que pueden aportar. El viacrucis de tu Hijo se prolonga en el grito de nuestra madre tierra que está herida en sus entrañas por la contaminación de sus cielos, por la esterilidad en sus campos, por la suciedad de sus aguas, y que se ve pisoteada por el desprecio y el consumo enloquecido que supera toda razón.

El viacrucis significa literalmente, camino de la cruz. En oración se recuerda el doloroso camino de Jesús hacia el calvario durante su pasión y muerte. Se celebra sobre todo en Semana Santa y se representa mediante 14 estaciones o paradas de desolación. Cargando la cruz como signo de castigo, derrota e injusticia, el cristianismo asume el signo de la cruz como su emblema central de triunfo, de vida y de advenimiento.

En Panamá, ante miles de jóvenes atentos, el Papa recobra su crítica al sistema capitalista neoliberal, desarrollado en su encíclica Laudato Si y en sus implacables discursos expresados a los movimientos sociales. El viacrucis de tu Hijo se prolonga en la resignada soledad de los ancianos abandonados y descartados. En una sociedad que perdió la capacidad de llorar y conmoverse ante el dolor. Sí, Padre, Jesús sigue caminando, cargando y padeciendo en todos estos rostros mientras el mundo, indiferente, consume el drama de su propia frivolidad.

Escenificaciones emotivas

Los jóvenes escenificaron las paradas o estaciones. Diferentes países expresaron temas de dolor y sufrimiento que vive América Latina y el mundo. A Honduras le tocó el tema de los pobres y jóvenes; El Salvador, los mártires; la delegación de Guatemala presentó la situación de los indígenas; Haití, desastres, y a la delegación mexicana, el tema del terrorismo y los asesinatos.

En medio de cantos, oraciones y expresiones de danza, el pontífice se pregunta qué hacer, cuál debe ser el papel de la Iglesia. Señor, ¿qué hacemos? ¿Cómo reaccionamos ante Jesús que sufre, camina, emigra en el rostro de tantos amigos nuestros, de tantos desconocidos que hemos aprendido a invisibilizar? Francisco toma el modelo de María Ella supo acompañar el dolor de su Hijo, sostenerlo y cobijarlo. Fue la mujer fuerte del , que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza. Por tanto, María es el modelo materno que debe adoptar la Iglesia, que no calla ante una cultura del maltrato y del abuso, del desprestigio y la agresión, y trabaja para brindar oportunidades y condiciones de seguridad y protección. En María, dice, aprendemos a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias y trabajos. El Papa pone la vara alta a la Iglesia centroamericana, en especial a la conservadora panameña, tan acostumbrada a mimetizarse con la oligarquía criolla de Panamá. Una Iglesia sometida por el Opus Dei y una generación de clérigos medrosos.

Este viernes fue un día social de mensajes y metáforas críticas al poder. Por la mañana, Francisco convivió y confesó a cuatro jóvenes y una mujer presos, en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora, ubicado a unos 40 kilómetros de la capital panameña. El Papa escuchó el dolor de los reclusos y los consoló. En su mensaje refutó poner etiquetas entre buenos y malos, a ese ejercicio le llamó la cultura de la adjetivación y la discriminación. Todos cometemos errores, exclamó, e imploró por una cultura de la conversión. Todos, todos, dijo con énfasis, somos pecadores. Jesús así nos acepta sin estigmatizaciones. Francisco volvió al tema de los muros, ahora los invisibles que nos envuelven en el miedo. Ahora le tocó visitar a los chicos panameños detenidos, así, se convierten también en peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el acto eclesial por el que el Papa acudió al país centroamericano. Visitar a los presos ha sido una práctica recurrente del pontpifice, tanto en Roma como en sus viajes. Esto es lo que Jesús nos enseña, dice, y esto es lo que yo hago. Es mi deber, me sale del corazón y amo hacerlo.

Francisco culminó su tercera jornada en Panamá. Este sábado tiene una misa en la Catedral Basílica de Santa María la Antigua. Come con los jóvenes en el Seminario Mayor San José. Y por la tarde-noche vigilia con jóvenes en el campo San Juan Pablo II, cerca del aeropuerto.