La desigualdad intrarregional hace que subsistan dos México. Debido a la falta de crecimiento y a la desigualdad, el desarrollo entre el centro y el sur del país es comparable al contraste que hay entre países como el nuestro, Tanzania, Senegal o Nepal. Incluso, a Oaxaca le tomaría 232 años alcanzar el nivel de ingresos que tiene Ciudad de México.

Informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) señalan que el producto interno bruto (PIB) per cápita de la capital del país es siete veces mayor que el de Chiapas, lo cual refleja que los estados más pobres están creciendo a tasas más pequeñas que las entidades más ricas.

En la presentación del Programa de Impulso al Sector Financiero, en Palacio Nacional, el subsecretario de la SHCP, Arturo Herrera, dijo que México no es un país pobre, pero sí con muchos pobres. Todavía medido por la definición de pobreza de ingreso, 50 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Esto es, que los ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.

México creció entre 1997 y 2017 a tasas de alrededor de 2.3 por ciento y tiene una población que todavía aumenta a niveles de entre 1.4 y 1.5 por ciento, por lo que la tasa de desarrollo per cápita nacional es de 1.10 por ciento en los pasados 28 años.

Dicha tasa está muy por debajo de la de Brasil, Argentina y Colombia, pares latinoamericanos, lo cual se ha convertido en uno de los retos más importantes de la nación.

En el ámbito bancario, sólo 28 por ciento de mexicanos tiene cuenta de débito o de ahorro, lo que ubica al país muy por debajo de China, con ingresos similares, y lo coloca muy cerca de naciones como Nicaragua, con un desarrollo más bajo.

Sólo 40 por ciento de mexicanos tiene cuentas en las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), pero únicamente 4.9 por ciento de ellos realiza aportaciones voluntarias.

Lo anterior significa que aunque las Afore administran recursos (3 billones 327 mil 785 millones de pesos) equivalentes a 15 por ciento del PIB, el país está muy por debajo de otros con niveles de desarrollo similares, como Colombia y Chile, que manejan cuatro veces más ese tipo de cuentas.