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Nosotros ya no somos los mismos

La evolución del debate senatorial // Hacer acuerdos no es tan perjudicial // El otro Bartlett

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▲ El escritor Paco Ignacio Taibo II fue centro de la discusión en el Senado, donde los legisladores se lucieron en el viejo recurso del doble lenguaje.Foto Roberto García Ortiz
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e entero en la prensa de la discusión de altísimo nivel, retórico e ideológico que se realizó en el Senado de la República sobre la modificación de la norma que impedía que Paco Taibo II fuera designado director del Fondo de Cultura Económica. La crónica de las intervenciones de los distinguidos tribunos que participaron en el debate trajeron de inmediato a mi memoria las cantinas, tugurios, picaderos, casas de cita, prostíbulos, es decir, los auténticos santuarios de la convivencia masculina de tiempos idos.

No voy, por hoy, a embroncarme en razones por demás polémicas sobre estos comportamientos, sólo apunto: jamás las suripantas y prostis de mi época eran tan desagradables como las falsas usurpadoras del lenguaje vulgar y procaz con el que pretenden ser, ahora, quienes han escogido el modito de las liberadas.

Vulgares, zafias e imitadoras fracasadas de la India María pretenden, desde el Senado, seguir presentando su show, pero la tercera llamada ya sonó. En poco tiempo Martí Batres y Ricardo Monreal comprobarán que concertar acuerdos no es tan perjudicial. Presentar al alimón la propuesta de Mauricio Farah para ocupar el cargo de secretario general de Servicios Administrativos de la Cámara de Senadores será la mejor prueba. A ellos les tocó garantizar que hubiera mucho cuórum (así aprendí a decir en mi pueblo) y que la votación le fuera favorable a Farah. Ahora a éste le toca repetir el comportamiento asumido durante sus desempeños pasados.

En la CNDH le correspondió, primero, la responsabilidad de hacer funcionar administrativamente la comisión, cuando la mole que la dirigía le interesaba más el lucimiento personal y los reflectores (los que se requerían eran muchísimos), que los objetivos fundamentales del organismo. Luego fue el visitador responsable de los agravios inferidos tanto a los migrantes como a los profesionales de los medios de comunicación. Durante dos legislaturas ocupó en la Cámara de Diputados un cargo semejante al que los senadores le acaban de conferir. Seguramente Béchara Boutros Rai, jerarca de esa rama light del catolicismo que es la Iglesia maronita, le envió sus mejores vibras que se sumaron a las herencias y ejemplos que Salazar Toledano (su inolvidable suegro) le dejó como legado. Funcionario ejemplar de los que hoy tan urgido está el gobierno de la 4T conjugó, como muy pocos, honradez, capacidad de organización y mando, carácter, trabajo a lo bestia. El afán de innovación por el que clama encarecidamente la súper Sheinbaum, fue siempre una obsesión, igual que su lealtad política a toda prueba. Si el ADN se heredara de la familia política, éste sería el caso.

Durante más de un sexenio dos matrimonios dedicaron horas y días a tratar de salvar mi futuro político cuando todavía, ¡oh ilusos!, pensaban que lo tenía. Uno era el Ojeda/Cárdenas y el otro el Aguilar Álvarez/González Jámeson. Fueron inútiles su preocupación y afanes: Manuel Bartlett, cada vez que me sentaban a su lado en una mesa o me agregaban a un selecto grupo de charla, exteriorizaba tal incomodidad que yo me salía de la reunión y me refugiaba en el table dance más cercano. Tenía que pagar la bebida, pero ninguna interlocutora me hacía menos. Manuel, que después de Gobernación fue secretario de Educación y luego gobernador de Puebla, alguito sabía, sabe, que tanto cariñito le ha acarreado. De su reconversión al buen camino ya hablaremos: de los arrepentidos se vale Dios. Ahorita volvamos a su inteligencia, a su innegable experiencia y a su comportamiento de hombre que sabe ser amigo de sus amigos y además un furibundo enemigo, pero él así los registra: esta semana nombró al arquitecto Aguilar Álvarez titular del organismo que desarrolla el programa de ahorro de energía del sector eléctrico. Yo me emociono: si Aguilar Álvarez logra reducir a nivel de racionalidad el consumo o cancelar el irresponsable dispendio del propio sector público, estará absolutamente legitimado para proceder contra todo infractor de la normatividad vigente. Si Aguilar Álvarez sigue fiel a su costumbre, lo que está por venir será para bien del país.

Ifigenia, Cuauhtémoc y Porfirio, recipiendarios de los doctorados honoris causa que les confirió la Universidad de Guadalajara, son honrados y, al tiempo, honran a quienes reconocieron sus méritos. Ya hablaremos de eso.

Twitter: @ortiztejeda