Luego de cuatro décadas de la Constitución española, su gran lección internacional ha sido el proceso de acuerdos y pactos alcanzados para su aprobación, concluyeron el embajador en México del país europeo, Juan López-Dóriga Pérez y especialistas en la materia.

Durante el conservatorio 40 años de Constitución Española: Una mirada desde México”, López-Dóriga Pérez expuso que el texto constitucional logró ser elaborado y aprobado aún en un contexto social y político desfavorable que vivía su país. España vivía tiempos revueltos, con una nueva situación política que no terminaba de encajar, con una situación social propia del fin de la represión. Golpeada por el terrorismo.

Al respecto, Diego Valadés, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, expresó: La primera gran lección que nos da España es la de la búsqueda de los acuerdos que fueron paradigmáticos en ese momento, y los pactos.

Explicó que, durante un proceso de construcción de un nuevo modelo constitucional, los interlocutores buscan incluir en la norma fundamental el mayor detalle posible para así garantizarse frente a sus contrapartes, la perduración y estabilidad del acuerdo. Ello, supone confianza entre los actores.

México, modelo distinto

Por otra parte, al revisar el modelo mexicano, Diego Valadés, manifestó que “cada reforma constitucional –a partir de que entramos en un proceso de democratización– ha sido de lo que podría calificarse de una enorme exuberancia, lo cual tiene efectos muy adversos para la estabilidad de su texto y por eso la mexicana tiene que ser modificada con gran frecuencia”.

López-Dóriga Pérez dijo que en el documento constitucional participaron todas las fuerzas democráticas, incluidas las nacionalistas. Por ello, y a pesar de todo resultó razonablemente democrática.

Después de aprobarse, con 88 por ciento de los votos, el texto ofreció bases para lograr un largo periodo de estabilidad y progreso para España. El diplomático aseguró: 40 años después somos un país más rico, sano, libre y más igualitario“.

Agregó que, a partir de entonces, el producto interno bruto por habitante pasó de 13 mil dólares a 32 mil y la esperanza de vida, de 75 a 83 años, entre otras cifras que muestran gran avance.

Sin embargo, reconoció, “existe un fantasma que recorre España y no es el de la Constitución, sino el de la reforma constitucional (…) Nunca supimos reformar, sino únicamente liquidar para dar paso a la siguiente edición de la constitución.

Hay voces que dicen que el compromiso a ese gran pacto político, fue una especie de pecado original y que todos los efectos de la democracia española proceden de la transición y su instrumento principal que fue la Constitución, que se erige en una especie de jaula de león.

Reconoció que recién este pacto político que dio paso al texto constitucional ha sido muy denostado, pero mi opinión es que sigue siendo preferible a la polarización. Hoy se echa de menos ese compromiso, el que logró la Constitución del 78.

En el acto conmemorativo también participaron el director ejecutivo del Instituto Universitario Investigación Ortega y Gasset-México, José Francisco Parra Barbosa, y el corresponsal de El País en México, Centroamérica y el Caribe, Javier Lafuente Preciados.