ara actuar “coordinadamente” sobre un mercado mundial de 70 mil millones de dólares, en septiembre 2017 –con empresarios y académicos–, el secretario de Turismo, Ernesto de la Madrid, y el de Salud, José Narro Robles, instalaron el Consejo Consultivo de Turismo Médico. Se integraron también el Banco Nacional de Comercio Exterior, la Cofepris, el Instituto Nacional del Emprendedor, la Asociación Nacional de Hospitales Privados, la Universidad Nacional Autónoma de México y Daniel Chávez, presidente del Grupo Vidanta.
La “calidez” de los mexicanos y sus servicios, fueron los “estandartes” de la “nueva” estrategia que buscaba atraer 14 millones de pacientes dispuestos a atenderse en Estados Unidos, Costa Rica, India, Israel, Malasia, Singapur, Taiwán, Tailandia o Turquía. Estados Unidos –el principal atractor– podría generar anualmente hasta 7 mil millones de dólares. Pero también emite 50 millones sin servicios, procurados afuera.
Según De la Madrid, se trataba de un “paso más” para concretar otro segmento de turismo complementario con “nuestro exitoso modelo de sol y playa”. Tenemos “todo”: hospitales, médicos, enfermeras, buen clima, y sobre todo, una demanda ya atendida. Para Narro Robles, los precios competitivos mexicanos se aprecian en rinoplastia; remplazo de rodilla y válvulas cardiacas, “menores” en 56, 76 y 89 por ciento (Estados Unidos). “No tengo duda que con el trabajo conjunto haremos un buen servicio a la economía, imagen y a los servicios médicos”.
Sectur documentaba 230 mil unidades económicas vinculadas a la “cadena de valor”: hospitales, laboratorios, clínicas, transportadoras, hoteles, restaurantes y operadores turísticos que se “se fortalecen” con pacientes “en beneficio” de la planta productiva y “generando” empleos. Destacan Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco, Quintana Roo, Yucatán, Ciudad de México, San Luis Potosí, Puebla y Baja California Sur ( El Economista, 6/9/17).
Al cierre de 2016, el sector salud público sólo había cumplido uno de ocho indicadores en materia de prevención, de los fijados en el Plan Sectorial 2013-2018: cobertura de vacunación de menores de un año. Pero, en disminución de mortalidad materna; cáncer de mama; obesidad infantil y trasmisión del VIH/sida durante el embarazo, el rezago era “más amplio” respecto a la meta prevista para 2016. En relación a la disminución de la mortalidad infantil; por accidentes viales y cáncer cervicouterino, la Secretaría de Salud (Ssa) “quedó” cerca de lo planeado ( Reforma, 1/4/18).
Según Elvira Espinosa –directora en la Ssa– se podía “confiar” en que esos indicadores “mejoren”: “todavía” están en marcha; es una proyección “preliminar” de resultados al cierre 2017. “Falta” 2018. No “podemos decir” que no se van a cumplir: se “acercan” a la meta. Los “sismos”, el “cambio climático” y “problemas” sociales son “factores” que influyen para que “no avancen” con la velocidad que “se quisiera”. Además, también “falta” que la “población participe y se haga responsable del cuidado de su salud”. Espinosa “descarta” que el atraso derive de recortes presupuestales: en recursos “siempre hay limitantes que impactan”.
Sin embargo, en septiembre 2017, el Narro Robles declaraba que, con Peña Nieto, ha “habido” avances importantes en acceso a salud y seguridad social. Aunque “aún” existen carencias, también hay “motivos” para sentirse “satisfechos”: disminución “sustancial”, más de 18 por ciento, en mortalidad materna entre 2012-15.
Respecto a las siempre criticadas cifras recientes del Coneval, Narro observó que podemos estar en desacuerdo con la “forma” en que se mide la pobreza, pero “no hay ninguna duda” de que se han registrado avances, particularmente en la “cobertura” de los servicios de salud: “hay desafíos y retos, tenemos rezagos, pero nos estimula muchísimo encontrar datos positivos”. Y, poco después contando con la presencia del ex secretario Guillermo Soberón, cabeza de la Fundación Mexicana para la Salud –durante la 42 Sesión del Consejo Asesor Científico y Médico del Issste– Narro estableció que, siguiendo los resultados preliminares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en cuatro años “se redujo” 8 por ciento la tasa de mortalidad infantil, al pasar de 13.3 en 2012, a 12.3 en 2016 por cada mil nacidos vivos. Y, agregó, en “ese mismo periodo” también hubo una “disminución de 20 por ciento” en la razón de mortalidad materna, al pasar de 42.3 a 33.9 por cada 100 mil nacidos vivos.
Así que, concluyó, si bien hay “logros”, tenemos “retos” por superar, como disminuir las enfermedades crónicas no transmisibles; en 2016 hubo cerca de 7 mil defunciones “más” que en 2012 por diabetes mellitus; reducir las muertes por enfermedades cardiovasculares y cáncer, así como los indicadores de sobrepeso, obesidad, insuficiencia renal y embarazo en niñas y adolescentes. Es “necesario” fortalecer el sector público con el trabajo “coordinado” IMSS-Issste-Ssa, lograr cobertura universal e “intercambio” de servicios que permita dar mejor atención médica ( La Jornada, 4/11/17).
Pero la “calidez” de los mexicanos y sus servicios, eran los “estandartes” del turismo médico. Adiós al PRI.
*Universidad Autónoma Metropolitan Xochimilco